Escritores
«La última cima» más cerca de Dios
Entrevista a Juan Manuel Cotelo, que retrata la vida del sacerdote Pablo Domínguez
–En «La última cima» retrata a un hombre, en el amplio sentido de la palabra, bueno. Y a un sacerdote extraordinario.–A quienes ofrecen sus testimonios les hice las preguntas más difíciles que se me ocurrieron sin miedo a los tabúes. Y, sin embargo, tuve que ceder a la evidencia. Pablo Domínguez era así, aunque confesaba pecados. Pero estaban sus ganas de mejorar y que veía a Dios en todos nosotros...–Doctor en Teología y Filosofía, fue además un hombre inteligente.–Sí, lo suyo era un don. Estudió dos carreras, hablaba cuatro idiomas... Y lo que destaca no es su currículum, sino que jamás hiciera alarde de él. Y eso que se trataba de alguien locuaz, ingenioso, pero que nunca llevaba la conversación. Su especialidad era escuchar.–El cine suele mostrar una imagen negativa de los curas. ¿Por qué? –Supongo que tiene que ver con el hecho de que los guionistas no poseen una referencia cercana, real, de ellos. En otros casos sucede igual: con los abogados, los médicos... Suelen ser personajes estereotipados. Escribimos sin modelos de carne y hueso o sobre lo que los medios reflejan. –Hoy los católicos dicen sentirse especialmente atacados.–El gran daño que se le puede hacer a la Iglesia no proviene de fuera. Perjudica más desde dentro un cristiano que no practique el amor que quien le corta la cabeza. Uno egoísta, de domingo, da una imagen de fe muerta. El enemigo no es el que prohíbe un crucifijo, sino los fieles que no devuelven el amor de Dios.
– No obstante, y la película lo plasma, muchos tienen una idea muy negativa de la Iglesia. –La mayoría que la ataca ha tenido una mala experiencia. Por ejemplo, un padre que te obligó a rezar. Eso deja una herida. Hay que comprender y pedir perdón por quienes han hecho daño. Con todo, en la Iglesia hay también un gran porcentaje de seres que hacen el bien. Si tuviese la información que manejan algunos, también estaría contra ella... Si fuera verdad que la fe es retrógrada, que va contra la mujer... Qué esperar de alguien que piensa eso, no conocen la verdad del Evangelio.–En el fondo, este filme está pensado para quienes no creen, ¿no?–Exacto. El mensaje de Jesús no es para creyentes; de hecho, a Él lo encontraban en las casas de los pecadores. Yo viajo mucho, y por desgracia en ningún lado encontré una división tan grande entre creyentes y no creyentes porque así no se fomenta el conocimiento del otro. –¿Y después de subir a la montaña, qué está preparando?–Un largo de ficción basado en el «best-seller» autobiográfico «Más fuerte que el odio», de Tim Guénard, un hombre que quiso matar a su padre. Cuando descubrió que Dios lo quería como es cambió de vida. Tenía oferta de dos personas con Oscar bajo el brazo, pero me lo ofreció a mí. Y hay otra sobre ayudar a mujeres que han abortado. Solamente hay una medicina para curar a una persona que mató a su hijo, y es el corazón de Dios. Me da la impresión de que he pasado mucho tiempo contado cosas que no merecían la pena. Ahora el cuerpo me pide más.
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