Barcelona

Villazón un buen regreso

Concierto de Rolando Villazón. Obras de: Mozart, Donizetti, Mascagni, Cilea y Verdi. Orquesta del Liceo. Dtor.: G. Voronkov. T. Liceo (Barcelona).

La Razón
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La reaparición del tenor mexicano en el Gran Teatro del Liceo había creado una enorme expectación y las entradas estaban agotadas hacía días. En primer lugar el anuncio de que Guerassim Voronkov había tenido que reemplazar al director previsto. A pesar de ello, el nivel de entendimiento entre el director musical, la Orquesta Sinfónica y Villazón fue muy alto en todo el programa. La mitad estuvo dedicado a Mozart, sobresaliendo el aria «Il mio tesoro» de «Don Giovanni», interpretada con enorme calidez y musicalidad por el artista mexicano.

El resto de arias de concierto y la de «Il re pastore» fueron desgranadas por el tenor con enorme convicción y cuidado en las coloraturas y trinos, pero con un énfasis en la proyección y en la amplitud sonora bastante alejados del ideal en este repertorio. Más en su estilo estuvo el aria de «Il duca d'Alba» de Donizetti y el delirio llegó en las dos piezas de la «Adriana Lecouvreur», en donde Villazón hizo brillar con excelencia todos los matices de la partitura con una expresividad y un arrojo admirables, siempre con una emisión homogénea, de un color redondo y pastoso –pero que quizá ya no ofrece ese brillo de ocasiones anteriores– que hizo las delicias del público.

Una sabrosa guinda
La guinda fue el aria «Quando le sere al placido» de «Luisa Miller» de Verdi, que encendió al público. Rolando se demoró entre aplausos y ofreció tres propinas. Primero el aria «Una furtiva lagrima», un alarde de expresividad, excelencia en el fraseo y un control de la respiración digno de los mejores intérpretes, la romanza «Ya mis horas felices» destacando su adecuación al género zarzuelístico, y finalmente la popular canción catalana «Pel teu amor» («Rosó»).