Pobres farmacias por Sergio ALONSO

 Es cierto que la competencia no recae directamente sobre él. Y también, que el Gobierno al que pertenece ha hecho todo lo posible al habilitar una línea de crédito para las comunidades autónomas que situó la deuda en situación de tabula rasa. Pero la situación es tan grave, el problema tan generalizado y las repercusiones tan agudas para los afectados, que el Ministerio de Sanidad debería involucrarse más, ejercer el liderazgo que se le presupone y atribuye la ley, y tomar cartas en el asunto, convocando, por ejemplo, un pleno monográfico del Consejo Interterritorial de Salud, el máximo órgano de coordinación sanitaria autonómica. Las farmacias no aguantan más. O alguien sale en su defensa y se arbitran soluciones a los impagos, o el sistema se muere. Las últimas medidas de ahorro en medicamentos del Ejecutivo, la tendencia de algunos consejeros de Salud a guardar facturas en los cajones para cumplir el objetivo de déficit y la asfixia financiera de territorios como Valencia o Cataluña por la caída en picado de la recaudación han situado a cientos de establecimientos sanitarios al borde del cierre. El escenario era impensable hace años: plantes patronales, venta de farmacias en toda la geografía española, negociaciones infructuosas con las autoridades sanitarias, imposibilidad de comprar por adelantado los medicamentos... Sanidad y consejerías deben tener en cuenta que, lejos de aprovecharse de su extensa red para actuar como púlpitos contra las autoridades, las farmacias están actuando responsablemente en esta crisis y que son el eslabón aparentemente más débil de la cadena del medicamento en España. O se toman medidas ya o uno de los modelos de los que puede presumir nuestra Sanidad ante otros estados saltará por los aires víctima de una indolencia generalizada.