Sevilla
Por la boca muere el pez por Carmen Gurruchaga
Andalucía aporta 60 de los 350 diputados al Congreso, por lo que el resultado de esa comunidad resulta casi decisivo para inclinar la balanza hacia uno u otro de los dos grandes partidos. En esta ocasión, todo indica que la tendencia de los electores ya está decidida, pero el candidato socialista trata de acortar distancias y no perder por goleada. Con este fin, se partió ayer el pecho por tierras de Huelva, Sevilla y Cádiz. Además, ha visitado las provincias del sur de España durante cuatro días de un total de 15 con el propósito de rascar algún parlamentario más para su partido, invocando el voto útil para que la derecha no consiga el poder absoluto; una manera implícita de reconocer su derrota. Debe estar sintiendo nostalgia de los tiempos en los que el PSOE no tenía que despeinarse para ganar en Andalucía, pero las circunstancias cambian y ahora el PP, que ya ganaba en las capitales y ciudades importantes, también lo hace en el área rural. El candidato socialista ha variado de estrategia continuamente. Así, ha pasado de no mencionar a Zapatero a ensalzarle por el sacrificio que ha hecho, y de querer asustar con aquello de que viene el coco (la derecha) y descalificar el programa de Rajoy por ser ambiguo y a la vez muy peligroso por los recortes que ocultaba a, finalmente, pedir desesperadamente a sus si les votantes que acudan a las urnas. Ayer tocaba esto último y también advertir de que si arrasa la derecha «están en juego las conquistas sociales de las últimas décadas», lo que significaría que los anteriores gobiernos del PP no las recitaron.
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