Atenas
Entre sudokus y pistolas
Londres- Hablar con Pablo Carrera se convirtió ayer en tarea complicada. Cuando no estaba al teléfono recibiendo felicitaciones, estaba haciéndose fotos con las nietas de Olegario Vázquez Raña, el presidente de la Federación Internacional de Tiro. Es lo que tiene conseguir el primer diploma olímpico para la delegación española en los Juegos. El bilbaíno, que es campeón de Europa, acabó sexto en la modalidad de pistola de aire comprimido desde 10 metros. El objetivo era estar entre los doce y los ocho primeros así que estaba «feliz y satisfecho».
Su entrenador, el polaco Cesary, se fijó en el joven durante el campeonato junior de España en 2005. Pablo ganó con una pistola que, por cierto, ni siquiera era suya. «Yo no tenía dinero para comprarme una y lo que sacaba durante el fin de semana poniendo blancos en la Federación vizcaína de tiro lo empleaba en conseguir balines para entrenar», explica a LA RAZON.
Lo único que tenía por casa era una «escopeta para el pueblo, de cuando era pequeño» porque su padre sí era aficionado al tiro al plato. Pero no fue su progenitor quien le inculcó la pasión por este deporte, sino Isidro Lorenzo, que quedó quinto en Atenas. «Yo siempre había jugado al balonmano en el colegio y nunca había prestado especial atención al tiro. Pero cuando un día estaba viendo la tele, salió Isidro y supe que quería dedicarme a eso», dice. Con 17 años tuvo su primer contacto con el arma. Domingo Plaza, director técnico de la Federación Española, dice que alguien que haya empezado tan tarde y que a los nueve años quede finalista en unos Juegos es algo «excepcional».
«Pablo tiene un talento natural extraordinario». Una de las cosas que le ayuda a relajarse antes de cada competición es ponerse a resolver sudokus. «Lo encuentro entretenido», comenta. Y la técnica parece que funciona porque ayer, pese a ser sus primeros Juegos, no estaba nada nervioso. En Londres tendrá otra oportunidad.
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