África

Congreso Extraordinario del PSOE

Trinidad Jiménez: Una política nata a la que se le resiste Madrid

La llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Secretaría General del PSOE aupó a la dirección del partido a un grupo de mujeres hasta entonces casi desconocidas. Trinidad Jiménez, «la Trini», fue la gran muñidora del grupo. En su casa del barrio de Argüelles se iniciaron las reuniones de algunos socialistas que querían dar un golpe de timón.

En aquel tiempo, Trini servía canapés y refrescos a Blanco, Caldera y López Aguilar. Incluso, un día que se fue la luz, cogió una linterna, se dirigió a una pastelería y adquirió viandas para pasar la larga velada. La anécdota define el carácter de una mujer tozuda, trabajadora y segura. Viene de una familia de juristas, bien numerosa. Seis chicos y tres chicas, con el mundo de las leyes y la política en las venas. Pensó estudiar Psicología, pero la influencia de su padre, el magistrado del TS, José Jiménez Villarejo, la llevó a la Facultad de Derecho, dónde despertó su conciencia pública. Se define como una política nata. Por su matrimonio con el diplomático Julio Herráiz, vivió en Iberoamérica y África, su pasión. Aquel caluroso mes de julio del año 2000, en el Palacio de Congresos, fue la primera en felicitar al nuevo líder. Desde entonces, sería la gran baza de Zapatero para Madrid. Su derrota frente a Gallardón no obscureció su vida política. Trinidad engancha y utiliza muy bien sus armas de mujer: con astucia, sutileza y mucho trabajo.