España
Deciden los mercados por Enrique Quemada
Parece que van a ser los conservadores en Grecia quienes intentarán negociar con Angela Merkel las medidas de austeridad, pues la troika ha exigido unas duras condiciones a Grecia para conceder más préstamos que permitan pagar sus gastos corrientes. Entre otras medidas, le obliga a reducir su déficit, subir impuestos y a que sus ciudadanos paguen también los impuestos que han evadido. Con esto Europa quiere evitar seguir financiando indefinidamente, y a fondo perdido, los gastos de los griegos.
Han sido unas elecciones de infarto en la que muchos griegos, en lugar de votar con la razón y aceptar las medidas de austeridad, lo han hecho con el corazón y a favor de la coalición de izquierda radical, que se opone a cumplir las exigencias de Europa. Syriza se ha quedado a las puertas de ganar las elecciones.
A pesar de la victoria de los conservadores, Grecia se sigue enfrentando al dilema de sufrir una larga depresión y diez años de deflación hasta hacerse competitiva dentro del Eurogrupo o al cataclismo de una salida del Euro. Los griegos se han agarrado a la primera opción, pero el peligro de una bancarrota persiste porque las medidas de austeridad y las subidas de impuestos a las que están siendo sometidos son tan fuertes que han parado la economía y la están metiendo en una depresión cada vez más profunda. Por el momento han evitado, por los pelos, el desastre.
Hay quien quita importancia a una salida de Grecia del euro porque pesa sólo el 2% en el PIB total de la eurozona. Sin embargo, la posible salida de Grecia plantea una cuestión relevante: ¿Qué es la Unión Europea?, ¿un club en el que se puede salir y entrar? Si eso es así, no hay seguridad comprando bonos de un país, pues mañana puede estar fuera y no cubierto por Europa. Hasta que no existan los eurobonos, la duda se enquistará en los mercados. Es posible que a corto plazo haya una breve tregua en la crisis de la deuda soberana.
Se dice que ningún tratado permite salir del euro, y que por tanto no hay salida, pero todos los países consideran que tienen soberanía suficiente de autodeterminación para hacer lo que les dé la gana. Tampoco Europa va a prohibir a nadie salirse, y menos a Grecia.
Si Grecia acabase saliendo, después vendría Portugal, con un patrón similar: medidas crecientes de austeridad que acaban resultando insoportables para la población, menor crecimiento económico, revueltas en las calles, elecciones y ascenso de los partidos que animan a rebelarse contra Europa.
En España podríamos acabar igual si no se reduce de manera drástica el gasto público para rebajar los costes de la deuda, y si no se abordan reformas contundentes que hagan mucho más flexible nuestra economía. Hace tres años se oía en Grecia lo que hoy nos dicen en España. Si no queremos acabar como los griegos, más vale que nuestros gobernantes tomen medidas contundentes contra el despilfarro público, y lo hagan antes de que nos rescaten de verdad.
Sólo decir que el comportamiento de los mercados en los próximos días no marcará tendencia.
Enrique Quemada
Consejero delegado del banco de inversión ONEtoONE Capital Partners
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