Soledad en 140 caracteres

A vueltas con la comedia romántica, «Medianeras» trabaja sus convenciones confrontando las dificultades que sufren dos medias naranjas para acabar en el mismo exprimidor. Esa es la novedad que aporta al género: la película se centra en el prólogo del romance, en aquel momento en que los amantes están muy cerca sin conocerse, dando vueltas alrededor de una posibilidad de relación sentimental en un espacio urbano que nos ha condenado al solipsismo.
Martín (Javier Drolas) y Mariana (Pilar López de Ayala) son dos solitarios que comparten las tres letras iniciales de su nombre, que viven en el mismo edificio bonaerense y que padecen una misma enfermedad social: les resulta imposible establecer un vínculo con el mundo, un muro de carga les separa de la vida. La falta de comunicación con el exterior les obliga a hablar consigo mismos, de modo que sus voces interiores y el diálogo sordo que instauran se transforman en la cacofonía de un ensimismamiento típicamente contemporáneo.
Gustavo Taretto quiere hacer una película que caiga bien a toda costa, y a veces lo consigue, aunque la omnipresencia de las dos voces en off puede resultar algo irritante. «Medianeras» es una comedia para adictos al Facebook, o para los que se están acostumbrando a convertir su soledad en un eslogan de 140 caracteres.
 

lo mejor:
revisar las claves de la comedia romántica a través de un encuentro eternamente pospuesto
lo peor:
la insistencia de las voces en off, que a ratos resultan demasiado cargantes