
Galicia
Reforma laboral con o sin consenso
La UE insta al Ejecutivo a que logre un «amplio consenso» y el PSOE lucha por recomponer los apoyos perdidos.

MADRID- La negociación de la reforma laboral encara una semana clave para un Gobierno al que la presión le crece por momentos. Por si no fuera suficiente con el rechazo de sindicatos y CEOE, la amenaza de huelga general y la petición de los grupos parlamentarios, que solicitan una demora, ayer la Unión Europea exigió al Ejecutivo que la nueva norma cuente con un «amplio consenso», una exigencia que, de momento, no podría satisfacer.«Son medidas importantes a medio y largo plazo para mejorar las condiciones del mercado laboral español y atraer inversiones», aseguró ayer el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj. «Muchas cosas tiene que avanzar y, en el caso de la economía española más que en el de otros países de la Unión Europea. Por lo tanto, todo lo que sean obstáculos a reformas que pueden contribuir a reactivar la economía española se ve de una forma negativa desde Bruselas», añadió Altafaj.
Decreto, sí o síEsta petición de Bruselas choca con la consigna del Ejecutivo, que hasta la fecha sigue siendo clara y tajante: habrá reforma laboral pasado mañana, miércoles 16 de junio, con o sin acuerdo entre los actores implicados. El ministro de Fomento, José Blanco, no dejó ayer abierta ninguna puerta a la especulación, ya que aseguró que «no hay prórroga, el tiempo es el que hay».«Estamos dispuestos a hablar, pero no a perder el tiempo», añadió Blanco durante su intervención en el acto de clausura de la Conferencia Política del PSOE en Galicia. El dirigente socialista tampoco perdió la oportunidad de mandar un recado al principal partido de la oposición (PP) y a CiU, a los que pidió que pongan las «cartas sobre la mesa y digan cuál es la reforma que ellos harían».Blanco fijó como horizonte el próximo miércoles y destacó que el documento debe servir para «garantizar más contratos estables y contar con menos contratos precarios». Según el ministro de Fomento, los derechos laborales son «el límite» que se fija el Gobierno central para elaborar la reforma laboral. La secretaria general del Partido Popular (PP), María Dolores de Cospedal, afirmó ayer que este grupo parlamentario «apoyará todas las reformas que sean buenas para los trabajadores». De Cospedal insistió en que «el PP es el partido de los trabajadores» por la «legitimidad» que, según dijo, le otorga haber creado «cinco millones de puestos de trabajo» durante sus ocho años en el Gobierno.La dirigente popular apuntó que la «diferencia» de la crisis de España con respecto a la del resto de países europeos es que éstos «empezaron a hacer reformas hace más de dos años», cuando se iniciaba la crisis, mientras que en España el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, «no quiso abordar las reformas que hacía falta hacer en el país» en su momento.El portavoz de Convergencia i Unió (CiU) en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, calificó ayer de «churro» la reforma laboral planteada por el Gobierno y advirtió de que su grupo parlamentario no apoyará el texto en la votación prevista para el 22 de junio. «El actual texto no nos convence, lo encuentro un churro. O lo hacemos entre todos y el Gobierno asume la responsabilidad, o no tendrá nuestro apoyo», aseguró Duran Lleida.
La prórrogaAsimismo, CiU pide al Ejecutivo «una semana más» para negociar el texto porque, aunque considera que la reforma es necesaria, también ve «precipitado» que este asunto tenga que resolverse en «24 horas» con los grupos parlamentarios, cuando a la patronal y sindicatos les ha dado un margen de negociación «de meses».Tras el «no» de CiU, el Ejecutivo necesita recomponer los apoyos perdidos y José Luis Rodríguez Zapatero, está negociando con el líder del PNV, Íñigo Urkullu, la postura del grupo parlamentario vasco sobre la reforma laboral y los Presupuestos Generales del Estado, según informa Ep.Urkullu ya mostró su rechazo a las medidas del Gobierno el pasado 26 de mayo cuando argumentó que las medidas del Ejecutivo para controlar el déficit eran «injustas» e «insuficientes», al tiempor que las calificó de «imposición» por no haber sido dialogadas con el resto de partidos políticos. Al mismo tiempo, desvelaba que el PNV había pedido al Gobierno, formalmente y por carta, aclaraciones sobre el decreto laboral y le había sugerido propuestas «constructivas» sin haber obtenido respuesta.
ANÁLISISLa angustia del «tijeretazo» puede repetirse- ¿Puede volver a vivirse la misma situación con el recorte de gastos?–Es justamente lo que el Gobierno trata de evitar a toda costa. En aquella ocasión, el Ejecutivo se quedó solo con sus votos y logró sacar las medidas de austeridad por 169 votos a favor, 168 en contra y 13 abstenciones, una circunstancia que ningún otro Gobierno ha vivido. La votación se convirtió más en una moción de censura al Gobierno que en un debate sobre un tema específico.- ¿Por dónde pueden ir los tiros en esta ocasión? –La intención del Gobierno es lograr el máximo consenso posible. Máxime después de que el portavoz del comisario de Asuntos Económicos lo haya casi exigido en Bruselas. Zapatero ha dejado sin cerrar algunos aspectos de la reforma con el fin de que sirvan de moneda de cambio para lograr los votos de CiU, Coalición Canaria PNV y hasta del Partido Popular. Lo único que parece claro es que ni ERC ni Izquierda Unida van a respaldar el documento enviado a patronal y sindicatos.
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