Barcelona

Revolucionará la vida como en su día la luz por José Antonio VERA

Revolucionará la vida como en su día la luz, por sé Aonio VERA
Revolucionará la vida como en su día la luz, por sé Aonio VERAlarazon

Se habla ya hoy bastante de nanotecnología, pero aún no hay una conciencia social clara de lo que supondrá en nuestras vidas. Algunos lo comparan con lo que en su día supuso la irrupción de la luz eléctrica, la máquina de vapor o los ordenadores personales. Es decir, una revolución en toda regla. Pero, ¿qué es la Nanotecnología? Se denomina así a las aplicaciones que utilizan el comportamiento peculiar que tiene la materia cuando se encuentra en estructuras muy pequeñas, al nivel de átomos y moléculas.

O sea, la capacidad de manipular materiales a dimensiones pequeñísimas, tales que en ese tamaño las leyes de la física ceden paso a las de la física cuántica y se pueden obtener nuevos materiales con propiedades muy diferentes de las que presentan en su forma normal macroscópica. Los cambios producidos afectan al color, la conductividad, la reactividad y la resistencia, de manera que pueden modificar el sabor y el olor, cambiar el aspecto de las cosas, crear nuevas sustancias e influir en su eficiencia. Es decir, la ciencia aplicada a escala infinitesimal. Para que nos hagamos una idea hay que decir que un nanómetro equivale a la millonésima parte de un milímetro, es decir, la milmillonésima parte de un metro, una dimensión imposible de calibrar por nuestros ojos. Hablamos, por tanto, de algo que en otra época sería pura ciencia ficción, pero que hoy es ya una realidad. Actualmente hay registrados más de 800 productos nanotecnológicos fabricados por medio millar de empresas en una veintena de países. Productos que afectan a todas las esferas de la vida, desde la salud a la alimentación, la cosmética y la estética, la ciencia militar y la automoción, los ordenadores y la televisión.

Emilio Méndez Pérez, premio Príncipe de Asturias de la Investigación, la ha definido como «la última frontera de la investigación», que ha partido de avances como el microscopio de efecto túnel, que en su día permitió observar los átomos individualmente y manipularlos, lo que ha dado lugar a las grandes memorias minúsculas de las bases informáticas, o aplicaciones futuras como la denominada «jeringuilla invisible», capaz de suministrar medicamentos de manera inteligente, no invasiva y selectiva. Pero no sólo eso. La medicina parece uno de los ámbitos donde la nueva ciencia puede avanzar más. La empresa Endor Nanotechnologies, con sede en Barcelona, desarrolla proyectos de Nanomedicina contra el cáncer que permiten llevar fármacos a células tumorales dejando intactas a las sanas. O contra el VIH, detectando la entrada precoz del virus en la célula y permitiendo actuar contra él de manera temprana de forma mucho más eficaz. O un microbicida creado por Ambiox Biotech de uso tópico para hombres y mujeres que tiene el potencial de prevenir la infección del VIH durante el acto sexual. O la nanovacuna de la hepatitis B con gotas microscópicas.

La Nanotecnología ha permitido ya el diseño de implantes que permitirán percibir mejor los sonidos a las personas con sordera profunda, y avanza en mecanismos que posibilitarán recargar el mp3 o el teléfono móvil sin necesidad de baterías, sólo con el movimiento del cuerpo; ropa inteligente para vestirse, con capacidad de aumentar o disminuir la temperatura corporal; sábanas afrodisíacas por la liberación de microcápsulas; herramientas con mayor resistencia al desgaste; o cristales que aumentan hasta en un treinta por ciento la eficiencia de las placas solares. Algunos de estos productos ya han sido probados.

Otros son experimentales. Por ejemplo, es posible hacer un aparato de radio más pequeño que un gramo de arena, pero en la práctica no se ve que pueda tener mucha utilidad. Más complicado es el empeño del científico inglés Jonh Pendry de crear tejido invisible mediante el uso de metamateriales que permiten distorsionar o transformar los rayos lumínicos para que vayan a donde uno quiera. Más pegado al terreno, la Nanotecnología es ya una realidad en el desarrollo de productos como cremas solares, esquís, vehículos que consumen menos combustibles, cristales antirralladuras, filtros de agua, medicamentos, alimentos, etcétera. Generará un negocio formidable y se convertirá en poco tiempo en una tecnología de aplicación general, como la electricidad o la informática. O sea, una una revolución en toda regla.