Suecia

Mala suerte

La Razón
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Julian Assange quizás se esté arrepintiendo de haber revelado detalles de miles de informaciones confidenciales de embajadas de EE UU en todo el mundo a través de WikiLeaks, el portal de internet creado por él. Estas notas le han acarreado muy mala suerte pues desde que vieron la luz parece que el australiano está gafado. Desde que, en nombre de la libertad de expresión, provocara un alboroto mundial al divulgar esas noticias en diversos medios de comunicación, no ha dejado de tener problemas personales y profesionales. Ayer, el Tribunal Superior de Londres dio luz verde para su extradición a Suecia. En aquel país, tendrá que vérselas con la Justicia, ya que dos mujeres le acusan de abusos sexuales y violación. Además, la semana pasada, el portal anunció que cesará en la actividad que le dio fama mundial por falta de financiación. Intencionadamente o no, importantes entidades financieras como Bank of America, Visa, Mastercard, PayPal y otras le han dejado sin acceso a la financiación. La decisión puede ser arbitraria, pero está por demostrar que sea «ilegal», como asegura WikiLeaks. En cualquier caso, para cuando la Justicia le dé o le quite la razón, Assange se habrá dado cuenta de que en el mundo actual sí importa el tamaño del «enemigo».