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Crisis política en Italia

Marruecos apuesta por los islamistas

Se imponen por primera vez en las elecciones del reino magrebí, impulsados por la Primavera Árabe

Marruecos apuesta por los Mohamed VI deberá nombrar primer ministro a uno de los dirigentes del partido vencedor, Justicia y Desarrollo
Marruecos apuesta por los Mohamed VI deberá nombrar primer ministro a uno de los dirigentes del partido vencedor, Justicia y Desarrollolarazon

Ocho escaños en 1997, 42 en 2002 y 46 en 2007. El Partido Justicia y Desarrollo (PJD) ha culminado en 2011 de forma espectacular un avance que parecía haberse estancado en las últimas legislativas. Sin embargo, una mezcla de muchos factores, incluida la Primavera Árabe, ha terminado por dar el control del Gobierno a esta formación islamista, que ya ganó hace cuatro años por número de votos, aunque obtuvo menos parlamentarios que el nacionalista Istiqlal. Algo que también hubiera podido ocurrir ahora de no haber sido por el desencanto de los marroquíes con los partidos tradicionales (el porcentaje de participación es un 45,4%) y la disciplinada organización de la que hacen gala sus bases, que les permite llegar con todo tipo de ayudas a barrios populares. La sede del PJD era ayer escenario del exultante júbilo de sus militantes. Felicitaciones, sonrisas, cánticos y aplausos a la llegada de sus líderes, asediados por decenas de periodistas que intentaban captar sus primeras impresiones incluso antes de que el ministro del Interior, Taieb Cherkaoui, ofreciera los primeros datos provisionales. Se confirmó lo que los islamistas ya avanzaron la noche del viernes, pocas horas después de cerrar los colegios, quizá para asegurarse de que esta vez nadie les arrebataría una victoria que conocían a través de sus interventores. El titular de interior no habló de porcentajes, fuentes del PJD aseguraron a LA RAZÓN que habían obtenido más del 60% de los votos, pero sí atribuyó una amplia mayoría de escaños (80 sobre 288 escrutados hasta la una de la tarde) a la formación de cuyas filas tendrá que salir el próximo primer ministro. Será la primera vez que los islamistas gobiernen en Marruecos, aunque no podrán hacerlo solos, ya que no tendrán la mayoría absoluta. Y eso incluso contando con que su número final de representantes en la Cámara Baja puede rondar el centenar cuando se termine el recuento de las listas regionales y de las dos nacionales reservadas para mujeres y menores de 45 años. Algo que se podría conocer hoy mismo.

El PJD tendrá que contar, previsiblemente, con los partidos de la Kutla, el llamado «bloque democrático» que respalda al actual Gobierno: el Istiqlal (al que ayer se le adjudicaban 45 escaños), la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP, 29) y el Partido del Progreso y el Socialismo (PPS, 11). Con los datos que se conocen hasta ahora suman 165, pero nadie duda de que cuando se complete el recuento superarán los 198 necesarios para tener la mayoría absoluta. Ahora toca formar Gobierno y el primer paso tendrá que darlo el rey. Después, el primer ministro elegirá a los miembros de su Gabinete. Aunque no hay plazos establecidos en la Carta Magna, fuentes gubernamentales calculan que todo puede quedar cerrado en una o dos semanas.

Mientras Cherkaoui destacaba ayer que las elecciones han sido un «éxito democrático», en la calle se ven las cosas con escepticismo. Una joven, al conocer anoche en un bar que los islamistas eran los virtuales vencedores, espetaba a su acompañante: «¿Tú ya no podrás beber cerveza y yo me tendré que poner un hiyab?». Puede que no sea para tanto, pero hay quienes no se fían.


El 20 de Febrero se mantiene en la batalla
Contrariados, pero no derrotados, los jóvenes del 20 de Febrero se preparan para seguir dando la batalla por las libertades y por un concepto que mantienen, desde el principio, contra viento y marea: dignidad. Por ello ya preparan una asamblea, que celebrarán mañana lunes en las principales ciudades del país y mantienen la convocatoria del «Día de la Ira» el próximo domingo. «No somos súbditos», insiste Abdallagh Abdala. Para él, como para la mayoría de sus compañeros, estas elecciones sólo son más de lo mismo: un sistema político cerrado.