Nueva York
Penguin y Random House plantan cara a Google y Apple
El grupo mediático alemán Bertelsmann, el mayor de Europa, ha anunciado hoy la fusión de su editorial Random House con el Penguin Group, del consorcio británico Pearson.
Penguin se fusiona con Random House. Se trata de un acuerdo histórico, uno de los capítulos más significativos del mercado global del libro. Las dos editoriales, con sede en Londres y Nueva York respectivamente, ya eran consideradas por separado dos de las piezas más relevantes del tablero. Su fusión –que creará Penguin Randon House– supondrá un gigante que controlará una cuarta parte del mercado inglés y generará unos ingresos anuales que rondarán los 2.500 millones de libras. No es de extrañar, por tanto, que los expertos hablaran ayer de «hito». Se trata de una de las mayores operaciones en la industria desde que en 2006 el grupo Lagardere compró Time Warner Books para crear la editorial Hachette.
Las maniobras de Murdoch
Pearson, propietario de la editorial inglesa y también del «Financial Times», tendrá una participación del 47 por ciento de la nueva empresa. El 53 por ciento restante estará en manos del grupo alemán Bertelsmann, responsable de la editorial con base en Estados Unidos.
El acuerdo, que aún requiere la aprobación regulatoria, no se espera que se complete hasta la segunda mitad del próximo año. Pero todo hace prever que la pareja podrá sellar su amor para entonces. Y eso que Rupert Murdoch ha hecho todo lo posible por interponerse entre las dos partes.
El magnate australiano, en este caso, ha sido el gran amante despechado. Durante varios meses, estuvo cortejando a Penguin con una oferta de mil millones de libras, pero finalmente, el que fuera el hombre más poderoso de los medios de comunicación no ha podido lograr su propósito. Mucho se tienen que torcer las cosas para que la editorial británica se fugue con él a última hora y deje plantados en el altar a los alemanes.
La operación supone otro golpe más para Murdoch, que desde que saltó el escándalo de las escuchas ilegales de sus tabloides no levanta cabeza. En junio, se supo que el magnate de 81 años se estaba planteando separar los más que rentables negocios de cine y televisión –que incluyen Fox News, el estudio cinematográfico Fox y la cadena de difusión– por un lado, y agrupar, por otro, al «Journal», «The Times», «The Sun», «The Australian», «The New York Post y la editorial HarperCollins, la que quería fusionar con Pearson. La idea era centrarse más en la faceta educativa para dejar a la Prensa en un segundo plano, pero el acuerdo alcanzado ayer por sus rivales trunca sus planes. Penguin y Random House forman parte de las «seis grandes» editoriales en inglés, junto con Hachette, HarperCollins, Macmillan y Simon & Schuster.
Apuesta por el papel
Según los expertos consultados, su unión era de esperar, ya que de alguna manera tenían que hacer frente a los estragos que están causando el desarrollo de nuevas tecnologías como la tableta Kindle. Una vez estén fusionadas, se lanzarán a la conquista del mundo digital y su enorme tamaño les permitirá codearse con Google, Amazon y Apple, que actualmente ofrecen libros electrónicos a precios baratos y se han alzado como una de las mayores competencias para las editoriales tradicionales.
Aunque, por supuesto ambas –que conservarán su editorial y logo– seguirán apostando por el papel, con el que tan buenos resultados vienen cosechando. Random House ha tenido un gran año gracias al éxito logrado por la novela «Cincuenta sombras de Grey» de la autora E.L. James, mientras que Penguin espera hacer el gran negocio de Navidades con la venta de los libros de cocina del popular chef inglés Jamie Oliver.
El 26% de las ventas en Reino Unido
Penguin es una de las marcas británicas más reconocidas en todo el mundo después de haber sido creada por Allen Lane en 1935. Hoy emplea a más de 5.500 personas en todo el mundo y en 2011 sus ventas representaron el 11% del mercado del Reino Unido. Random House cuenta con 5.300 empleados a nivel mundial y el año pasado sus ventas representaron algo menos del 15% del mercado en las islas británicas, con estas cifras no es de extrañar que Murdoch tiemble.
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