Sevilla
Prudencia reformista
El último congreso del Partido Popular ha tenido algunos aspectos propios de un congreso fundador, por la responsabilidad histórica que asumen los populares. Destaca en primer lugar una palabra: patriotismo. España –toda España y no una España ideal y mutilada– se sitúa en el eje del proyecto del centro derecha de nuestro país. El PP se propone preservar la continuidad de la nación española y garantizar la diversidad, que es una de las características propias de nuestra identidad. Lógicamente, otra de las grandes ideas de este congreso es la integración. Responde a la realidad de un partido nacional y popular, así como a un país abierto y fuerte, con confianza en sí mismo. La palabra «reforma», capital en el PP desde 1989, ha estado más presente que nunca. Entramos en una etapa de grandes cambios en todos los niveles de la sociedad y del Gobierno. Más austeridad, más libertad, más flexibilidad y más responsabilidad. El nuevo modelo social requiere esta actitud, que exige también, para todos, una nueva ética de la vida pública.
Esto no está reñido con la defensa del Estado del Bienestar. Los socialistas lo han puesto en peligro. Habrá que reformarlo también… para garantizar su supervivencia. Esta postura responde a una actitud nueva en la política española, una actitud de prudencia en la que el hecho de apreciar y conservar lo que tenemos cobra más importancia cada día.
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