Cayetana podría prohibir su serie de televisión por Jesús MARIÑAS

La serie sobre Cayetana de Alba ha desatado la polémica y los letrados estudian varias opciones, entre ellas, la de eliminar lo más confuso y desvirtuado del «biopic». La Duquesa había confiado en el equipo e incluso prestó ilusionada el Palacio de Liria creyendo que una producción avalada por Miguel Solís no inspiraba recelo. Sin embargo, ahora anda escocida, molesta y hasta indignada. «Es un horror, estoy espantada con lo que han hecho», me cuenta sin salir del asombro.

Al parecer, nada es como sale en la televisión: «Ni mi marido Jesús Aguirre discutía con mis hijos, ni jamás le puse la mano encima a ninguno de ellos», aclara. «En cuanto a mí, en mi vida he dicho ‘‘ir a palacio'', ni me refiero a mis ayudantes como "el servicio". Qué poco me conocen». Su fidelísimo Manuel de Dueñas y la imprescindible –aunque largona– Lola respaldan esta puntualización. A Cayetana le parece una absurda manipulación la imagen familiar que arroja la serie porque nada tiene que ver con lo cotidiano de su hogar. Aparecen en plan barriobajeros napolitanos cuando lo cierto es que nunca pierden las formas. «Mira que presentar a Jesús como antipático, enfadado siempre y sin hacer nada, con lo que él trabajó en la recuperación de nuestro archivo...», lamenta la Duquesa. Desconfiando ya hasta de su sombra, ha pedido que mañana le pasen lo que resta de serie. Cuentan que es atroz y de un dramatismo patético, especialmente, la secuencia que recoge el supuesto fallecimiento de Aguirre en soledad.

Hablamos de temas menos dolorosos, comento lo estupenda que era la gargantilla de esmeraldas que llevó en la recepción al príncipe Carlos y Camilla en el Palacio de Oriente. Eran piedras imponentes, «y eso que nunca me pongo nada porque me divierten más las baratijas», puntualiza Cayetana antes de reconocer que es «muy hippie». Podría alardear de títulos, caridad en la sombra, lustre dinástico y de una personalidad que puede con todo. También sabe perdonar y valora mucho a los leales de años, de ahí que Carmen Tello mañana esté a su lado para darle fuerzas ante la visión del tercer capítulo. «Alfonso es un hombre estupendo, una persona buenísima y una enorme y divertida compañía», asegura. Y, ante eso, uno no deja de preguntarse por qué su descendencia la deja sola ante peligro.