Reforma de la Justicia

«In dubio pro DGT»

El caso del conductor a quien un tribunal ha venido a dar la razón en su pleito con la Administración por habérsele detraído ilegalmente la totalidad de sus puntos, ilustra perfecta y cruelmente el manifiesto desprecio de Pere Navarro (quien ordenó por escrito que se procediese de ese modo) por los derechos de los conductores, cuando debería ser su principal adalid.

La Razón
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Una vez más, la Administración, que legisla a su conveniencia y que luego es juez y parte cuando el ciudadano se defiende, encuentra que los jueces le paran los pies. Pero no sólo en esta cuestión de los puntos, llamativa y sufrida por muchos, en la que tanto la DGT como los ayuntamientos barren vorazmente para casa, a sabiendas de que incumplen las leyes que ellos mismos se dan: radares descalibrados (véase el caso de Cataluña en mi blog,www.elantirradar.com); no aplicación del margen legal de error en un radar, que hace que una multa por exceso de velocidad pueda tener o no pérdida de puntos, o peor, desembocar en un delito castigado con cárcel. Hay casos a docenas, con el denominador común de que nos exigen cumplir las leyes aquellos que deben ser los primeros en respetarlas. Todo por la pasta. Así lo demuestran las sucesivas reformas legales que han convertido a la DGT en un instrumento con la fuerza ejecutiva de Hacienda o la Seguridad Social, como pretendía Pere Navarro en la tramitación de la última reforma. No importa la Ley, importa exprimir y exprimir, y si para eso hay que aplicar el «in dubio pro DGT», pues se aplica. A esto hemos llegado.