Historia

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Un asunto superado por José Antonio Vera

La Razón
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Hay gente que es incapaz de irse a casa sin llamar la atención. Es lo que le pasa ahora a este Gobierno garrafal que ha sido doblemente castigado en las urnas y que ha recibido la pública reprimenda del pueblo español por su gestión nefasta y sectaria, extrema y partidista.

Tras el varapalo del 20-N, lo normal es que cualquier político consecuente hubiese aplazado sus decisiones para ponerlas en manos del nuevo Ejecutivo. Eso es lo democrático y lo que procede y dicta el sentido común. Pero ya vemos que se trata de una virtud que no abunda entre los que han estado al frente del país durante ocho años seguidos. Prueba de ello es la decisión, comunicada ayer, de trasladar los restos de Franco a un lugar distinto que no sea el Valle de Los Caídos, para transformar el lugar en un «centro de interpretación y meditación» puesto al servicio de «personas de otras confesiones».

Particularmente me da igual que la tumba del anterior jefe del Estado esté ahí o en cualquier otro lugar, pero entiendo que no tiene mucho sentido proceder al traslado si no existe un clamor popular al respecto y, sobre todo, si no hay consenso pleno entre los diferentes partidos del espectro parlamentario.

El hecho de que tres de los denominados «expertos» de la Comisión del Valle de los Caídos estén en contra de la medida implica un motivo de polémica que debería haber llevado al actual Gobierno a aplazar cualquier decisión. Dicen los discrepantes, entiendo que con razón, que se trata de una decisión «sin precedentes en países de nuestro entorno», y que sería mucho mejor «aceptar la historia de España tal y como es».

He visitado numerosos países en los que antiguos dirigentes y dictadores ocupan espacios públicos que son objeto de visitas por parte de turistas o curiosos.

El hecho no presenta mayor problema porque todo el mundo entiende que forma parte de algo que ocurrió y que difícilmente se va a cambiar por mucho que escondamos al personaje.
El problema es que aquí siempre andamos a vueltas con Franco, cuando a casi nadie le importa hoy un asunto que está más que superado.