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Fracaso de padres por J A Gundín

La Razón
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Sólo el hambre infinita de conocimiento puede explicar la gran evolución que ha experimentado el Sindicato de Estudiantes desde que lo fundara el Cojo Manteca a muletazos contra las farolas de Sol. De aquella alegoría iniciática que daba por enterrado el Siglo de las Luces, el Sindicato ha pasado a búsquedas intelectuales más luminosas, que se resumen en una frase lapidaria: «¡Dónde están los curas, que los vamos a quemar!» No hay nada como el amor a la investigación. Pero en cuestión de frases dignas de ser cinceladas en mármol, los estudiantes aún tienen mucho que aprender de sus padres. En concreto, de la Ceapa, esa confederación de papás y mamás que el jueves prohibió a sus hijos asistir al colegio. Su portavoz, José Luis Pazos, convocó a la huelga con una confesión personal tan emotiva y tierna que si los papis y las mamis no rompieron en llanto allí mismo fue por los niños, que estaban mirando. «Cada día -dijo textualmente- es más difícil levantarse por la mañana, mirar a la cara a nuestros hijos y explicarles por qué tienen que dejar de estudiar, por qué no pueden comer adecuadamente en el colegio y por qué no tienen libros gratis». Desde que Heidi abandonó a su abuelito con las cabras, no se había vivido en España un momento tan melodramático.
Pero no es para llorar ni para reír, sino para indignarse ante la impostura. Si un padre tiene que explicarle a su hijo en pijama por qué no tiene libros gratis es que ha caído tan bajo que carece de amor propio, de dignidad y de respeto por su hijo. Detrás de ese lloriqueo sólo hay cobardía y una mentalidad parasitaria que se arroga el derecho a vivir de las subvenciones y del dinero ajeno. Bajo esa lamentación se oculta una de las causas de por qué la enseñanza en España es la peor de Europa, la de mayor fracaso escolar y un fábrica de parados. Los culpables del desastre no son únicamente unas leyes cuyo objetivo pedagógico era igualar a todos los alumnos rebajando el nivel, sino también unos padres pusilánimes que, en vez de educar a sus hijos en el esfuerzo, la disciplina, los principios éticos y el respeto al profesor, centran su empeño en que los demás les paguen el comedor, los libros y el bus. Son ese tipo de fauna mendicante surgida al calor del Estado del Bienestar, cuya filosofía de vida es succionar de la vaca pública y disfrazar la gorronería como un derecho. A su lado, Belén Esteban es un modelo de dignidad y coraje, pues al menos ella mataría por su hija. No es casual que la primera huelga de la Ceapa se haya producido después de que el Gobierno le retirara casi todas las subvenciones. Lo último que le ha preocupado a la asociación ha sido la calidad educativa; de lo contrario, ya le habría montado al PSOE media docena de huelgas, tantas como informes PISA y de la Unesco de los últimos ocho años, pavorosas radiografías de la escuela.