Euforia rojiblanca

Si a Mónaco se desplazaron ayer más de 5.000 «colchoneros», los que lo hicieron hasta la fuente de Neptuno -mucho más accesible- tampoco se quedaron atrás. Los primeros pudieron vivir el ambiente de una final «in situ» pero los segundos, la alegría que supone para un seguidor del Atlético de Madrid poder acudir a «su» fuente para celebrar un título como es la Supercopa de Europa. Los goles de Reyes en el minuto 60 y de Agüero en el 82 pudieron escucharse por cada rincón de la capital. Y es que ayer, con el caluroso día que hizo en toda la región, unido a coincidir el partido en viernes (y noche) no había mejor elección que disfrutar de la final en la terraza de cualquier bar. El rojo y el blanco quedaron estampados por todas partes: en camisetas, banderas, gorras.. y también en los brazos y rostros de los seguidores rojiblancos. Y como toda victoria, para disfrutarla hay que sufrirla primero. Tras la tensión de la primera parte del partido y gran parte de la segunda, el momento cumbre de la noche llegó cuando Massimo Busacca, quien arbitró la final europea en el estadio Louiss II de Mónaco, pitó el final del partido. El reloj marcaba las 22:35 horas de la noche y gran parte de la capital (a pesar de los fieles al Real Madrid) estalló en una gran fiesta. El epicentro de la celebración no podía ser otro que la fuente de Neptuno, emblema del equipo rojiblanco. Los atléticos se desplazaron hasta allí, a la plaza de Cánovas del Castillo, para festejar el triunfo de su «sufrido» equipo, que últimamente ya nos les trae tantos disgustos. Los cánticos y vítores de los colchoneros no sólo se escucharon en las inmediaciones de la emblemática fuente sino también por numerosos barrios de la capital y el extrarradio madrileño. Y para que todo transcurriera de la mejor forma posible, el Ayuntamiento de Madrid sacó a la calle a más de 80 agentes de la Policía Municipal de Madrid y cinco unidades de Samur-Protección Civil, que velaron por la seguridad en los alrededores de Neptuno.