Guardia Civil
ETA tenía en un «zulo» armas para «acciones ofensivas»
El «zulo» estaba perfectamente oculto en una doble pared de un trastero, hasta el punto de que sus actuales usuarios desconocían la existencia del escondite, en el que ETA guardaba tres bombas-lapa, armas concebidas para matar, para «acciones ofensivas», como las llama la banda en sus últimos comunicados.
En el «zulo», cuyo levantamiento culmina una brillante operación desarrollada por el Servicio de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Inchaurrondo, los agentes de la Benemérita localizaron también 70 kilos de cloratita, detonadores, varios teléfonos móviles, un video, material informático y un telemando para activar bombas a distancia. Todo este material estaba en uno de los trasteros de la casa situada en el número 9 de la calle Catalina Eleicegui, del barrio de Morlans de San Sebastián. Pertenecía al «comando Imanol», uno de cuyos miembros, Javier Atristain, «Golfo», fue trasladado en helicóptero desde Madrid para ser testigo del registro. El aparato llegó a la Comandancia de Inchaurrondo a las tres de la tarde y poco después el presunto etarra fue conducido hasta el trastero.
El «zulo» estaba oculto en un trastero de pequeñas dimensiones, tras una pared construida de obra con pladur que simulaba ser parte de la habitación. El escondite tenía una puerta secreta con un sistema de apertura disimulado. Para abrirla, había que retirar unos objetos que ocultaban varios tornillos. Después había que desenroscar los tornillos y sólo entonces se abría la portezuela que daba acceso al agujero disimulado detrás de la pared. Tras confirmar la existencia de material explosivo, los agentes de los Tedax y los de la policía científica trabajaron conjuntamente para buscar huellas y rastros de ADN; y, al mismo tiempo, retirar el material con garantías de seguridad.
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