Ciclismo

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La Razón
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La exhibición que esperábamos de Alberto Contador la hizo Andy Schleck. Los hermanos luxemburgueses decidieron la etapa del Galibier. El pequeño ganó y tiene a tiro del liderato. El mayor fue segundo y dio más brillo a la familia. Contador no entró en la batalla. Cuando salió del pelotón Andy, se quedó agazapado. Hubo quienes entendieron que era táctica. Al final de la jornada se comprobó que no era tal. Le faltaban fuerzas para aceptar el reto. Ni siquiera acabó entre los mejores. En las últimas rampas se descolgó y ya está a 4.44 del líder, Vockler, quien aguantó los tirones de los demás. El francés, en terreno en que se suponía que abandonaba el jersey amarillo, lo defendió con fe y salió del Galibier dueño de la preciada prenda. Lo que suceda de aquí a París será otra cuestión. De momento, ha sido digno líder. Merece el respeto del pelotón.

Varios corredores españoles estuvieron en el grupo de privilegiados tras el cruce del Izoard y se mantuvieron brillantemente hasta que el Galibier comenzó a hacer mella. Samuel Sánchez sufrió la desgracia de una avería cuando se libraba la batalla final y no pudo mantenerse delante. Samuel y Alberto siguen entre los diez primeros, pero no eran esas nuestras ilusiones.
Contador no atacó fuertemente en los Pirineos y en los Alpes ha mostrado la inferioridad que no se le suponía. Quizá ganar el Giro es la factura que ha pagado en el Tour. Tiene dos días para reivindicarse. Si puede.