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Compromiso a dos manos frías

Mitin matinero de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, en la Sala Galileo. Oye, ¿y cómo no se le ha ocurrido un mitin «after» con churros en San Ginés?

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En primer lugar, si la cultura tomase la palabra para expresarse colectivamente en unas elecciones –e influir, pues de eso se trata– debería hacerlo en un aula de la Universidad, que hasta ahora es lo que con más legitimidad asocio a la cultura. Pero la cultura dejó las aulas hace tiempo. También podría haber elegido una biblioteca pública, a la hora en la que los estudiantes preparan exámenes y las lectoras, que rompen las estadísticas que dicen que en este país no se lee, buscan un libro. O podría haberse metido en un vagón de metro en hora punta –y eso que es guionista– y comprobar qué lee la gente cuando empieza el día y necesita una dosis de ilusión. Así que una sala de conciertos no es el lugar más apropiado porque, al fin y el cabo, es un establecimiento para el ocio y de sobra sabemos que por la noche todos los gatos son pardos, menos mal. El medio es el mensaje, de nuevo. Luego dijo que la cultura «toca mucho las pelotas», que es como hablar del compromiso de los intelectuales antes. No lo sabe ella bien.