Derbi melancólico

Los derbis son ocasión para que determinados aficionados se vean sumidos en la melancolía. Es el caso de muchos seguidores del Atlético de Madrid que no confían en el triunfo de su equipo. Son muy pocos quienes depositan su ilusión en la historia, la de los dos goles de Hasselbaink y la diana de José Mari, último éxito rojiblanco en el Bernabéu. Ayer, un viejo socio colchonero cifraba su máxima ilusión en un tanto a lo Albertini que dejara la pelea en empate.
Sueñan algunos colchoneros, dadas las dificultades que tiene Quique Sánchez Flores para formar una defensa firme, en antañones ídolos. Arteche, Capón, Griffa, Rivilla, Calleja o Quique Ramos son memoria de otros tiempos en que el equipo no se arredraba frente a los delanteros madridistas. No lo hizo ni Verde ante Gento. Esta noche, el Madrid, por si su potencialidad futbolística fuera insuficiente, jugará con ventaja porque enfrente no tendrá a todos los titulares adversarios.
Mourinho dirige un equipo al que, tras las incorporaciones de la campaña precedente, le han añadido seis futbolistas, todos válidos para formar un conjunto titular brillante y un banquillo con garantías.
El Atlético está lleno de buenas voluntades y su composición no es la más idónea. Los mejores están delante y hay dudas constantes en el centro y la zaga. Todo el peso está en Forlán y Agüero.