Presos

Nunca más

La Razón
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Flaco favor le hacen al Partido Popular quienes desde dentro o fuera denuncian la manipulación y niegan la infamia. La imagen de Gómez Ugalde con Izaguirre es sencillamente intolerable, y la reacción tanto de Pons como de Basagoiti no es suficiente pero sí es necesaria. Esencialmente, para reparar la dignidad que en esa instantánea pierde el partido de Miguel Ángel Blanco.
Es insostenible política y moralmente una actitud tan indecente y ayuna de decoro en una formación que con tanta rotundidad ética han capitaneado Mayor Oreja o Carlos Iturgáiz o María San Gil, y que ahora ha encontrado nuevos luchadores por la libertad en figuras jóvenes, nobles y de extrema valía como la de Carlos García. Por eso tiene mucho sentido lo que Génova ha hecho con urgencia: proclamar que ese colegueo no representa a la dirección nacional. No sólo por pura coherencia, sino porque con sobrada razón podría denunciar en adelante Rubalcaba que la crítica de Rajoy a la presencia de ETA en las instituciones es pura farfolla. Y por fortuna no lo es.
La gravedad de una foto sobrevenida, buscada por los heraldos de ETA entre el alboroto y el trajín de una celebración, no admite comparaciones con otras perfectamente planificadas y que han inmortalizado la villanía de los socialistas vascos (pensemos en la del donostiarra Hotel Amara con los líderes terroristas Otegi y Etxeberría). A fin de cuentas, el propio Gómez Ugalde pregona en su perfil de Twitter que su ilusión era ser alcalde de una fantástica ciudad pero que ahora le toca pelear con el alcalde de Bildu. Pues eso, Ramón, ¡ánimo en la pelea! Y por favor, por las víctimas del terrorismo, ni un pasteleo más.