Dopaje por Andrés ABERASTURI

El escándalo duró apenas unas horas pero bastó para que la noticia diera la vuelta al mundo: dos jugadores de baloncesto del último europeo –un macedonio y un español– habían dado positivo en un análisis antidopaje hecho en Lituania. Es verdad que pronto se pedían toda clase de disculpas y se calificaba el asunto como de un enorme error. Pero la noticia estaba ahí; sin los tintes terribles del vía crucis por el que ha pasado Marta Domínguez, sin la espada que aún pende –incompresiblemente– sobre la cabeza de Contador. ¿Y así hasta cuándo? Todos estamos por los deportistas limpios de la misma forma que estamos por los banqueros honestos, los periodistas independientes o los fontaneros finos y, naturalmente también, habrá deportistas que se dopen, banqueros que se lucren injustamente etc. Pero ¿por qué esa dispersión de criterios sobre lo que se considera dopaje? ¿Por qué –aunque luego se disculpe– la Agencia Lituana siembra la duda sin ningún criterio? ¿Se vigilan por igual todos los deportes? ¿Qué se sabe de ese otro dopaje que es la compra de voluntades entre algunos miembros del impoluto Comité Olímpico ése que viaja gratis total y recibe toda clase de regalos y parabienes? Estoy contra el dopaje en el deporte muy seriamente; pero aun estoy mucho más seriamente contra quienes lo utilizan sin conocimiento y sin respeto. Y ya puestos ¿para cuándo un estudio serio sobre las niñas-gimnastas y su desarrollo físico y emocional?