Estados Unidos

«El diablo nos usa de combustible» dice el exorcista Gabriele Nanni

Este fin de semana concluyó un curso de demonología en Roma

Escena de «El rito» en la que un joven escéptico (O'Donoghue, a la izquierda) acude a un curso de exorcismos
Escena de «El rito» en la que un joven escéptico (O'Donoghue, a la izquierda) acude a un curso de exorcismoslarazon

MADRID– Como si se tratase de la película «El Rito», que aún está en las salas de cine españolas, este fin de semana se clausuró en Roma un curso sobre exorcismo y satanismo organizado por la Universidad Regina Apostolorum, con el patrocinio de las Congregaciones del Culto Divino y del Clero. Carol Glatz, que cubrió el acto para la agencia CNS (también en la película hay una periodista en las clases de exorcismo), explica que con los casos que se comentaron en los descansos y en los pasillos daba para bastantes películas del género. Pero son la excepción. Según uno de los profesores, Marvin Mottet, exorcista oficial de la diócesis de Davenport (Iowa, Estados Unidos), uno de los objetivos del curso era ayudar a los párrocos a encargarse de los casos menos graves de influencias demoniacas para que no se sobrecargue a los exorcistas y que éstos se encarguen de los casos más difíciles. A sus 80 años, Mottet afirma que se encuentra con un caso «serio» de posesión al menos una vez al mes, pero que ve a diario numerosos casos de personas afectadas de una u otra forma –la mayoría, mediante casos claros de tentación– por el ataque de Satanás. Con la ayuda de psiquiatras y psicólogos que colaboran con los párrocos en el discernimiento de cada caso, los sesenta participantes estudiaron el crecimiento de las sectas satánicas, su estructura y su forma de actuación y cómo afectan en la presencia de lo demoniaco. El padre Gabriele Nanni, exorcista de la diócesis de Teramo (Italia), experto en la historia del rito, insistió en que no es una «fórmula mágica», sino sólo un instrumento de la misericordia de Dios. «El poder reside en el nombre de Jesús, no en tu voz», advirtió. Pero ¿por qué el diablo «pierde su tiempo» con nosotros, al fin y al cabo criaturas inferiores a él por naturaleza? Según el padre Nanni: «El diablo nos necesita. Es como un coche de lujo que se queda sin gasolina, o como un aparato que se queda sin pilas. A través de nuestros pecados nos utiliza como batería para recargarse». De hecho, sostuvo, si el diablo parece tener hoy más poder que nunca es porque hay más pecados que nunca. El franciscano John Farao, capellán de prisiones en la diócesis de Monterrey (California, Estados Unidos), muy permeable al auge de las sectas en México, dijo en este sentido que «no hay un espacio neutral: si abandonas la luz, abres la puerta a las tinieblas».