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Con una reflexión de mapamundi, el físico H.A.Lorenz limitaba las consecuencias negativas de cometer torpezas e insensateces: «Estoy contento de formar parte de un pequeño país, Holanda, de un país demasiado pequeño como para poder cometer un disparate demasiado grande». Si fuera así, este Gobierno español sólo podría generar problemas en función de nuestra dimensión geográfica, lo que resultaría, de ser exacto, un alivio para los habitantes de los países desarrollados y para la Humanidad en general, porque como está contrastado, todo lo que es susceptible de empeorar acaba haciéndolo con el esfuerzo adecuado. En esto, el Ejecutivo es tenaz. Reconózcase la abnegación sin tasa de los españoles (más subrayada en el caso de los menguados partidarios y afiliados del Partido Socialista), que lo padecen «fronteras adentro» en beneficio del sosiego del resto de los habitantes del Planeta, como si nuestro país fuera un laboratorio minúsculo, olvidado. Pese a lo que diga Lorenz, hay que tomar precauciones y promover la distracción del dislocado equipo con asuntos aparentemente menores. Es un acierto o un guiño de la Osa Menor, que para calmar los egos, el debate nacional (la serpiente del verano, un juego de naipes) se haya centrado en la elección del candidato socialista a la alcaldía/Comunidad de Madrid. En primer lugar, para los que están veraneando en la playa, que podrán conciliar mejor el sueño sabiendo ocupado al presidente en estos menesteres; en segundo, para Tomás Gómez, quien ha rebasado los quince minutos de fama que Warhol garantizaba con carácter ecuménico y es ya, y con mucha holgura, el «NO CANDIDATO» más relevante de la Historia política en España. A Gómez se le deben reconocer sus servicios a la patria.

En esta larguísima y variada era del zapaterismo, ha habido distintas cosmovisiones: una mañana se vislumbró el camino de la paz universal, condensando su pensamiento en la «Alianza de las Civilizaciones»; la «monaguilla» Pajín, también con delirios, dijo que el encuentro con Obama sería «un acontecimiento planetario». Afortunadamente, todo aquello no tuvo consecuencias, más allá del alipori a escote, desde Algeciras a Irún. Por eso se saluda que las circunstancias brinden esta labor veraniega, que el PSOE hará que se resuelva como si hubiera encontrado la fórmula de la eterna juventud y la donara a la Seguridad Social. El disparate habla un idioma universal y la mezcla adecuada de desparpajo, mediocridad, soberbia y desahogo hacen que la generación de desdichas no dependa de lo remoto del lugar donde se localizan, sino de la magnitud de las estupideces, indolencias y maldades de los gobernantes. No va la pieza de hoy por ahí, así que evitaremos recopilar ahora un museo de los horrores de los «pequeños tiranos» de la Historia. Huelga reiterar que para alcanzar grados en la escala de la burricie, incluso desde la presidencia de una comunidad de vecinos se presentan grandes oportunidades.