Asunción

Una cumbre anti-crisis

El miedo al contagio europeo inquieta a los líderes iberoamericanos

Zapatero describió la situación actual como «la crisis más grave que ha afrontado Europa desde la II Guerra Mundial»
Zapatero describió la situación actual como «la crisis más grave que ha afrontado Europa desde la II Guerra Mundial»larazon

Como se esperaba, la Cumbre de las ausencias se acabó convirtiendo en un encuentro marcado por la crisis económica. La gravedad de la situación se coló en los discursos y las intervenciones de los mandatarios, que se centraron en analizar también los posibles efectos que puede tener para América Latina. Una docena de jefes de Estado y de Gobierno de los 22 países de Iberoamérica participan en la cita que arrancó con el discurso del presidente de Paraguay, Fernando Lugo.

La cita en Asunción, además, quedó embarrada en un eterno debate sobre cómo rescatar a la antigua metrópoli, España, de la crisis que sufre. Un montón de alegatos comparando al viejo continente con la América neoliberal de los 90 y una conclusión final: España es un barco que se hunde, miremos a China. España y Portugal llegan a esta cita anual golpeados por los problemas de deuda en la eurozona, mientras Iberoamérica está en crecimiento gracias a la demanda mundial de materias primas y alimentos.

Convertida en el granero del mundo, la región es responsable del 31% de la producción mundial de biocombustibles, del 48% de soja, del 47% de cobre y del 31% de la carne. Algunos países como Paraguay, que crece a un 15%, o Argentina, a un 9%, no han tardado en recordar a los empresarios españoles desplazados a la Cumbre Iberoamericana, que en tiempos adversos sus inversiones son más rentables en tierras latinas.

De hecho, en los debates que ayer versaron sobre el tema central de la Cumbre: «El papel del Estado en los países miembros del foro», se acabó presentando a España como ejemplo de «Estado fallido», todo un exponente de la caída del sistema neoliberal.

Algunos líderes no dudaron en comparar a España con la América de la década de los 90, inmersa en ajustes económicos recetados por organismos internacionales y «contagiada» por crisis externas. Por su parte, el Rey Juan Carlos pidió, durante su intervención en la XXI Cumbre Iberoamericana, a los estados una «adecuada gestión de lo público» con una administración «transparente y eficaz» que sirva para «responder a los desafíos». En su discurso, el monarca reiteró la importancia de que globalización y Estado «vayan de la mano» y se apliquen propuestas que aseguren el «buen gobierno».

Por otro lado, la ausencia de mandatarios en la cumbre ha abierto el debate sobre la necesidad de celebrar estos encuentros. Como titulaba ayer el editorial del diario Paraguayo, «Abc Color», «Los únicos que pierden son los hoteles», en referencia a los desplantes protagonizados por varios líderes en esta Cumbre. Y señala que «entre 2007 y 2010 se realizaron 81 cumbres de un total de 30 organismos regionales y subregionales. De todas ellas emanaron 2.115 compromisos o mandatos. ¿Alguien recordará acaso de qué se tratan? Incidieron de alguna manera o transformaron nuestra realidad? La respuesta es más que obvia: no». Las cumbres iberoamericanas están tan devaluadas que los ausentes casi igualan en número a los asistentes. A la de este año, han acudido los Reyes y ha ido Zapatero, pero son muchos y muy nombrados los desplantes. Sin embargo, no hay que tirar la toalla. Ésta en la única cumbre que nos une directamente con la familia latinoamericana para que profundizar en esos lazos.

La nota cómica la puso el presidente boliviano, Evo Morales, quien solicitó que el próximo encuentro, que se celebrará en Cádiz, coincida con un clásico entre Real Madrid y Barça.