Cataluña
Outlet por José María Fuster Fabra
Que nos invaden los anglicanismos es algo por todos sabido y por todos asumido. En esta época de reivindicaciones lingüístico-identitarias, los idiomas se mezclan como las personas y aparecen nuevas formas de expresarse como el «spanglish».
«Outlet» es una de esas palabras incorporadas a nuestro paisaje cotidiano. Parece que las rebajas se quedan ya cortas en estos tiempos de crisis y el país en general y Barcelona en particular se ha convertido en un «outlet» generalizado, y frecuentemente acompañado de otros carteles tales como «liquidación por traspaso» o «cierre de negocio».
Algo habremos hecho mal entre todos sin excluir a nadie para llegar a la situación en la que estamos. ¿Vivir por encima de nuestras posibilidades? quizás, pero nos invitaron a ello; ¿empeñarnos hasta las cejas para ser propietarios? es posible, pero ser propietario ha sido siempre un sueño y un punto de tranquilidad.
También es verdad que la crisis va a terminar con muchas tonterías con las que nos topamos en la vida diaria. Acabo de ver el cartel de liquidación en una presunta tienda de decoración, donde en el escaparate ofrecía un mueble con cajones y por todo ornamento una frase pseudointelectualoide a un precio desorbitado. Otro tanto podríamos decir de los llamados restauradores que ha sustituido a la magníficos cocineros de siempre a base de entregarnos la partida de nacimiento de las lechugas o los pepinos.
Pasará la crisis y espero que con ello se marche también gran parte de la cursilería, el snobismo y la tontería que durante tiempo nos ha arrollado a todos casi sin darnos cuenta.
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