España

Las tres posibilidades de grecia

La Razón
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1.- Retirada del referéndum
Es la opción deseada por toda Europa y por la que presionan Francia y Alemania. La retirada de la consulta salvaría los acuerdos alcanzados por la UE el 27 de octubre, tanto el segundo rescate heleno como el fondo de un billón de euros para socorrer a países en apuros. Con ello, se relajaría notablemente la tensión en los mercados, temerosos ahora de que si Grecia se declara en bancarrota, contagie a España e Italia por el miedo de los inversores a que ambos países tampoco cumpliesen con sus compromisos. Lo deseable es que si Papandréu da marcha atrás, lo haga lo antes posible. Cuanto más tiempo mantenga en pie su propuesta, mayor será la inestabilidad en los mercados, con los devastadores efectos que eso podría tener para una economía mundial que lucha por no volver a caer en recesión.

2.- «Sí» al rescate
De no retirar el Ejecutivo heleno el referéndum, lo deseable sería que el pueblo griego dijera «sí» al rescate, lo que permitiría avanzar en el plan trazado: quita del sector bancario de la mitad de su deuda, recapitalización de las entidades para afrontar estas pérdidas y otras que pudieran derivarse en adelante y aprobación del nuevo fondo de rescate de un billón de euros. Papandréu, además, gozaría de un apoyo y legitimidad en su país que le facilitarían las cosas a la hora de imponer más ajustes y pedir más sacrificios a sus ciudadanos. El problema de que el primer ministro griego mantenga la consulta es que hasta que se celebre, probablemente en diciembre, la situación se puede deteriorar de tal forma que deje inservibles los acuerdos de octubre y el daño ya esté hecho.

3.-«No» al plan de la UE
Sería el peor de los escenarios. La cadena de desastres se iniciaría en Grecia, abocada a una más que segura quiebra descontrolada de la que habría de salir sin ayuda de la UE. La bancarrota provocaría pérdidas de miles de millones al sector bancario, que, probablemente, necesitaría la ayuda de unos Estados ya fatigados por cuatro años de crisis y con apenas recursos a los que echar mano. Además, los inversores redoblarían su presión sobre España e Italia ante el temor de que, como Grecia, ambos países no puedan cumplir con sus compromisos de pago por los problemas estructurales que tienen. Y lo peor es que el billón de euros de que está dotado el nuevo fondo de ayuda aprobado en octubre sería insuficiente para rescatarlos, lo que pondría en riesgo la existencia del euro.