Historia

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El fútbol generoso

La Razón
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Falleció Antonio Puerta y el fútbol español se apiñó en torno a su figura y a su recuerdo. Sevillistas y béticos nos enseñaron en aquel tiempo la fuerza humana que el dolor produce y la solidaridad generosa de un cariño compartido. La mezcla de sus camisetas por las orillas del Guadalquivir todavía retumba en la memoria de la retina. Se repitió el amor fraterno por Dani Jarque. Estos días conocimos las historias del bético Miki Roqué y el barcelonista Eric Abidal, que nos sitúan en el umbral del peligro de una palabra dura y habitual en nuestras vidas. Todos sufrimos algún caso cerca.

El fútbol volvió a unirse. Se han sumado todos los equipos de España, del mismo modo que, en torno al seísmo japonés, al tsunami y al riesgo radiactivo, en suma, al sufrimiento de un pueblo, se ha querido incorporar el fútbol mundial. España dedicó un minuto de silencio y muchas horas de preocupación a través del balón, en cada ciudad, en cada estadio, en cada campo.

Asistimos a una demostración de humanidad por medio del fútbol, a una enseñanza que debe permanecer más allá de las desgracias. La lección que estamos aprendiendo constantemente es que no vivimos solos, que no ganamos solos, que no triunfamos si no lo hacemos juntos.

El drama nos lleva hacia la sociedad de la generosidad. Sería bueno que supiéramos mantener estos valores del humanismo cristiano cuando nadie esté enfermo, cuando no lloremos a uno de los nuestros porque, como se ha visto, los nuestros son los de todos y los de todos son nuestros. Así, cada día del año, podremos mirar a los ojos de la vida en lugar de contemplar las pupilas de la muerte.