Ciencias naturales

Sin miedo al volcán fantasma

Los mayores de El Hierro, que vivieron la erupción del Teneguía en 1971, creen que se han exagerado los riesgos

La erupción del Teneguía en la isla de Palma hace 40 años
La erupción del Teneguía en la isla de Palma hace 40 añoslarazon

El Pinar (El Hierro)- En el barrio porteño de Restinga, al sur de la isla canaria de El Hierro, Inocencia Machín León, de 89 años, hace punto en la puerta de casa. Ni se inmuta por las informaciones sobre la inminencia de terremotos de intensidad elevada en este poblado de 500 habitantes popular por el buceo. Tras casi 9.000 movimientos sísmicos en la zona, tras 36 sacudidas percibidas por la población, tras el despliegue de 43 miembros de la Unidad Militar de Emergencia, material médico de Cruz Roja, campamentos móviles, geólogos, vulcanólogos, técnicos del Gobierno canario, investigadores del CSIC… Inocencia asegura con parsimonia que no entiende «esta revolución» causada por «un volcán fantasma que nadie ha visto». «Estoy como si nada estuviera pasando», enfatiza, «hago punto y pelo papas».

Y no es la única. Sentada junto a ella, su hermana Juana, de 82, comenta la falta de «lógica» del trasiego de científicos, militares y periodistas que se han juntado en el pueblo. Inocencia recuerda otro fenómeno volcánico: la erupción del Teneguía de 1971, en la isla cercana de Palma. «Aquello sí era un volcán de verdad, con fuego y explosiones».

«No entiendo lo que dice la tele»
Estas conversaciones son cotidianas desde el pasado 17 de julio en El Hierro, isla de 10.000 habitantes. De entre todos ellos, los ancianos, más acostumbrados a las inclemencias geológicas de la isla, que suma 1.000 cráteres volcánicos, representan el sector más tranquilo. «Como no estudié nada, no entiendo lo que dice la tele», le comenta Inocencia a una vecina de Restinga, Cristina, de 68 años, que viene a sentarse con ellas. Otras dos ancianas pasan por delante. «No tengo bien el cuerpo. Que si preparemos maletas, medicinas, que vayamos a otra reunión…», comenta una.

Las charlas terminan siempre igual: «¿Lo sintieron?». Esta pregunta se escucha desde Valverde, la capital, hasta la punta del Tacorón, desde Sinaloa hasta Frontera, desde Tamaduste, pegado al aeropuerto, hasta Sabinosa, al otro lado de la isla. Sólo en la noche del pasado miércoles se produjeron 148 seísmos, por ejemplo.

Rugido del mar. Temblor en el suelo. Empujón de espalda. Silbido extraño. Muchas son las expresiones usadas para definir un fenómeno que la mayoría reconoce no comprender. La anciana, Inocencia, frunce el ceño ante las explicaciones de sus familiares. No es fácil entender que debajo de su silla, a 12 kilómetros de profundidad, una masa de 0,5 kilómetros cúbicos (más de 100 piscinas) se mueve lentamente. Tampoco comprende que, si llegara a la superficie, se produciría una erupción. El material volcánico (compuesto mayormente de roca fundida y gases) utilizaría cualquier resquicio para salir al exterior o, de no encontrarlo, podría resquebrajar el terreno. De hecho, según los expertos, los pequeños terremotos son fruto de esta lucha de elementos en el corazón del magma.

«Yo apenas he notado nada», insiste la anciana. Su sobrina, Loli, no se lo toma con tanta calma aunque sí con humor. Dice sentir miedo en alguna de las sacudidas –sobre todo por la noche–. Las nuevas tecnologías le permiten, además, estar a la última en términos informativos. En su Blackberry muestra la página web del Instituto Geográfico Nacional (IGN). «¿Ves? Anoche fueron nueve», comenta emocionada.

Los más crédulos de Restinga comentan que «algo debe de ocurrir» cuando viene gente «tan importante». Se refieren, entre otros, a la ministra de Defensa, Carme Chacón, que viajó a Valverde el pasado miércoles, y lanzó un mensaje de tranquilidad. A algunos, la verdad, no les hace falta. Inocencia recoge la bolsa de la costura. Hora de cenar. Piensa en las consecuencias de un estruendo en su tranquilo pueblo porteño. Hace una pausa. «Si me llevan para algún sitio, pues bien. Si no, aquí me quemo», concluye.

Explicaciones científicas
La «serpiente de fuego» sumergida se va alejando de la isla de El Hierro. Las sacudidas del terreno, que podrían provocar más desprendimientos de los habituales, van siendo menores –aunque no se descarta que suba la intensidad en los próximos días–.

Durante toda la semana han ido llegando expertos como Joan Martí o Alicia García, del CSIC, para inspeccionar la zona. La isla puede recorrerse con facilidad en un solo día, ya que la superficie es de unos 280 kilómetros cuadrados. Ante la incredulidad de la población –y para evitar alarmas–, los técnicos exponen con las palabras más sencillas posibles lo que está ocurriendo. No se detienen, eso sí, a pesar de la insistencia de muchos, en lo que podría ocurrir en el peor escenario posible. Y repiten, casi a diario, las pocas posibilidades que existen de que la masa volcánica llegue a la superficie.

Posibilidades de explosión
Los materiales menos densos de este magma se han colocado en la parte superior creando una especie de muro de contención, una película que no deja subir los componentes más pesados. El magma se mueve en dirección horizontal, hacia el sur. En las próximas dos semanas podría estar completamente fuera de los bajos de la isla –si no le da por subir, lo cual dispararía el sistema de prevención ya desplegado–. Las posibilidades de explosión son pequeñas, pero todavía existen. Por eso, el semáforo de riesgo vulcanológico continúa en amarillo. Si el magma se alejara en el mar, podría producirse una erupción sin –en principio– consecuencias para la población. También podría ocurrir que la masa se enfriase por sí misma y se solidificara. Entonces habría una roca más en el océano o aumentaría la superficie de la isla, como ya ocurrió en La Palma, que en el año 71 creció 10 kilómetros.


WhatsApp para seguir los seísmos
Loli, vecina de El Hierro, comenta con una sonrisa que sus amigas han creado un chat en el sistema de mensajes instantáneos WhatsApp. Lo han llamado Sismólogas S.L.
Loli se parte de risa. La pantalla muestra comentarios repletos de exclamaciones. «¡¡Toma yaaa!!», «¿¿Lo notaste?!! Ese sí fue bueno!!». Se refieren, claro está, a los terremotos.
Algunos mensajes se envían a altas horas de la madrugada y coinciden con los tiempos proporcionadas por el Instituto Geográfico Nacional.
Sin embargo, el hijo de Loli, Jonai, de 11 años, no se divierte tanto como su madre. Son las seis de la tarde y viene de darse un baño en el puerto. Tímido ante cien ojos se niega a responder.
Su madre habla por él. «Al principio quería sentir eso de lo que todos hablaban en el cole. Después, cuando vivió el primero, se asustó muchísimo», enfatiza Loli.


CLAVES
Tres incógnitas

1.- Riesgo de erupción
Si el material volcánico se acerca a cinco kilómetros de la superficie terrestre, el riesgo de erupción aumenta del 15 a casi el 30 por ciento.
2.- Dos semanas
Los científicos estiman que, hasta dentro de 14 días, no podrá estimarse si existe riesgo real para la población.
3.- Túnel cerrado
El túnel de los Roquillos, que une Valverde y Frontera, permanecerá cerrado.