Publio Cordón mi padre por Carmen Cordón

Publio Cordón, mi padre, era un hombre normal, con una vida corriente, lleno de la audacia, de la capacidad de sacrificio y las ganas de trabajar y triunfar que acompañaron a muchos hombres de su época, hechos a sí mismos, partiendo de la nada de la posguerra española. El Grapo lo secuestró para «expropiarle» en nombre del comunismo internacional que ellos defienden. El Grapo lo mató, y ese mismo Grapo siguió adelante con su mentira para al menos llevarse el botín, qué menos después de todas las molestias que se habían tomado. Esto es lo que pasó, ni más ni menos. Y hoy, gracias al tesón admirable –durante 17 años– de los profesionales de la Guardia Civil, hay tres terroristas menos en la calle amenazándonos. Mi familia se debate hoy entre la alegría de ver que nos acercamos al conocimiento de lo que realmente pasó y para que así cumplan condena todos los asesinos implicados cuando se encuentren sus restos mortales, y la desazón de conocer los detalles de los últimos 16 días y 16 noches de la vida de mi padre, encerrado y encadenado en un zulo-armario en el que ni siquiera podía estar de pie. El día que aparezcan sus restos podremos darle sagrada sepultura y mi madre culminará su anhelo de recoger su cuerpo maltratado y abandonado para acurrucarlo y consolarlo de esa angustia y soledad por todos padecida.

Carmen Cordón
Hija de Publio Cordón