Cataluña

Responder como nación

La Razón
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Pocas frases pueden expresar mejor y con más fuerza el estado de ánimo de la mayoría de los españoles ante los desplantes de los nacionalistas catalanes y vascos como la pronunciada ayer por Antonio Basagoiti en la casa de LA RAZÓN: «España tiene que responder como nación». Es decir, tiene que movilizar sus energías y defender sin titubeos el legado constitucional que desde la unidad nos ha permitido progresar y convivir en libertad. El líder del PP vasco sabe muy bien de lo que habla porque vive en primera persona la presión del soberanismo, cuyo fin último es la ruptura de España y la sustitución del sistema de convivencia que nos dimos hace treinta años. Desde esa posición de autoridad moral que le confiere luchar y defender los valores constitucionales, Basagoiti ofrece la fórmula para colocar en su justo lugar a los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes: respuesta unitaria de la sociedad española, reacción clara del Gobierno de España y, sobre todo, movilización de esa mayoría social que no quiere rupturas, aunque no lo exprese con los alardes propagandísticos de los separadores. No puede ser más atinada la interpelación del político popular, pues en las elecciones del País Vasco y de Cataluña no sólo está en juego la supremacía de sus respectivos partidos nacionalistas en unos parlamentos muy plurales, sino también la continuidad misma de España como proyecto unitario, estable y sólido. De ahí que, como ayer pidió Basagoiti en LA RAZÓN, España deba «responder como nación». Y como ejemplo práctico, nada más oportuno que la intervención del ministro Wert en el Congreso, cuya claridad y valentía ha escandalizado a los nacionalistas. El ministro de Educación aseguró que su política en Cataluña se dirigirá a «que los niños catalanes se sientan tan orgullosos de ser catalanes como de ser españoles». Elemental. Lo mismo cabe decir de los niños vascos. Ya era hora de que un miembro del Gobierno de España tuviera el coraje de denunciar la manipulación nacionalista de las escuelas para falsear la Historia común de los españoles, para adoctrinar en la secesión y para instalar un rechazo a todo lo que España es y significa. Ya era hora de que un Gobierno de la nación saliera en defensa de los millones de ciudadanos no nacionalistas de Cataluña y el País Vasco que sufren desde hace décadas la omnipresencia del credo soberanista que sólo apoya una parte. «Responder como nación» es lo que hizo ayer el ministro de Educación desde la legitimidad constitucional porque así lo demanda la mayoría social y porque le amparan las leyes. En nada padece el autogobierno catalán o vasco con esta reivindicación de la legalidad, diga lo que diga el victimismo nacionalista porque la Ley es igual para todos. Y la Constitución es el límite.