Bruselas

Anna Dalaras: «La UE necesita una política de inmigración común y eficaz»

«Estamos en contra de desvirtuar la esencia de Schengen, sólo necesitamos realizar algunos ajustes»

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–Grecia recibe el 90% de los inmigrantes irregulares que llegan a Europa. ¿Cree que la UE es sensible a este problema?
–No demasiado. Tenemos aliados como España, Malta, Bruselas o Suecia que entienden la gravedad del problema, pero nos gustaría tener más ayuda. Disponemos de los fondos europeos porque tenemos un mayor número de inmigrantes. Sin embargo, por la crisis hemos perdido capacidad para acoger a los inmigrantes y ofrecerles condiciones humanitarias. Ellos no quieren quedarse en Grecia, sino trasladarse a otro país europeo. Tenemos que aumentar las repatriaciones voluntarias con un acuerdo con Turquía y redistribuir las olas de inmigrantes entre los Estados miembros. Nuestra obligación es integrarlos evitando la discriminación.

–¿Y la ayuda de Frontex?
–Hemos pasado de 300 a menos de 200 inmigrantes diarios gracias al control de Frontex.

–¿Cuál es su estrategia para integrar a esos «sin papeles»?
–El año pasado votamos dos importantes leyes porque el asilo estaba muy poco desarrollado. La inmigración es el resultado de la crisis económica. Necesitamos trabajo voluntario y no buscar la rentabilidad política. Digamos que la filosofía de desarrollo es que la gente se integre en nuestra comunidad. Es el mejor escenario para los inmigrantes.

–¿Europa debe dotarse de una política de asilo común?
–Necesitamos una política común y eficaz que compartan todos los Estados miembros. En Suecia, por ejemplo, inmigración y asilo son la misma cosa porque ofrecen la integración inmediata. Los países mediterráneos, en cambio, no concedemos muchos permisos de asilo. El acuerdo de Dublín II, que obliga a devolver a los irregulares al país por el que accedieron a la Unión Europa, es también un gran problema. Tenemos que revisar la ley. Si tenemos los medios e instrumentos para integrar a esta gente, no se van a quedar en territorio griego.

–¿La «primavera árabe» está trayendo más inmigrantes?
–No especialmente. No tenemos todavía ese problema.

–¿Qué espera de la valla de 12 kilómetros que se construye en la frontera con Turquía?
–No está todavía en práctica. No es una valla para proteger nuestras fronteras, sino para proteger a los inmigrantes de los traficantes de seres humanos. La gente de-sesperada que viene a Europa pagando dinero está en peligro y llega a nuestro país enferma. La valla es sólo una parte de nuestra política, no una solución. Necesitamos controlar nuestras fronteras y conducir a los clandestinos a centros de refugiados, no de detención. Finlandia, por cierto, ha supervisado las condiciones de estos centros.

–¿Y la cooperación con Turquía?
–Es muy lenta. Turquía no es miembro de la UE y esto supone una gran presión para la Unión Europea. Decimos en Grecia que es mejor tener buenas relaciones con tus vecinos que con tus familiares. Es decir, es importante aumentar la confianza mutua para anticipar los problemas.

–¿Qué opina Grecia de la reforma de Schengen?
–Necesitamos sentarnos y estudiar todos los factores, no sólo los problemas. Respaldamos mucho el Tratado de Schengen porque es un importante pilar para nosotros y, por eso, necesitamos protegerlo. Estamos en contra de desvirtuar la esencia Schengen, sólo necesitamos realizar algunos ajustes.