Estados Unidos

Rumsfeld ofreció su dimisión dos veces tras el escándalo de Abu Ghraib

El ex secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld ha confesado que su mayor motivo de arrepentimiento es no haber logrado convencer al entonces presidente George W. Bush para que aceptara su dimisión, la cual presentó en dos ocasiones una vez salieron a la luz los abusos y torturas cometidos contra prisioneros en el penal iraquí de Abu Ghraib, caso que califica como "distracción perjudicial".

 En su opinión, Estados Unidos y el Pentágono "habrían estado mejor"si hubiera abandonado su cargo en 2004. Rumsfeld ofreció su dimisión por escrito en dos ocasiones al presidente, quien le convenció para continuar al frente de Defensa. "Fue una mancha en nuestro país (...) pensar que gente bajo nuestra custodia era tratada de esa forma tan desagradable, pervertida y horrible", ha dicho en una entrevista a la cadena norteamericana ABC, concedida con motivo del lanzamiento de sus memorias, 'Known and Unknown' ('Conocido y Desconocido').


No obstante, Rumsfeld ha justificado que las controvertidas técnicas que aprobó para los interrogatorios a presuntos terroristas ofrecieron información de Inteligencia de valor incalculable. Tal fue el caso de Mohamed al Qahtani, saudí acusado de participar en la organización del 11-S. "Qahtani, que fue el vigésimo secuestrador, eso dicen, (...) dio mucha información", argumenta el ex secretario de Defensa, quien mantiene que dichos métodos ayudaron a "salvar vidas".


"Creo que el hecho de que no hayamos tenido un ataque en una década es un honor para aquella administración"y para el presidente Bush, añade. Al mismo tiempo, relata en su libro que se mostró "sorprendido y preocupado"al ver hasta dónde llegaron los investigadores en los interrogatorios, como sucedió con Al Qahtani en el penal de Guantánamo.
Rumsfeld asegura que solo conoció los detalles de estos tratamientos vejatorios después de que sucedieron. "No aprobé nada de eso", subraya, mientras que señala que los autores materiales de dichos abusos tuvieron que hacer frente a las consecuencias.


"Podrían no haber trabajado en consonancia con la intención de mi orden de enero de 2002 de que todos los detenidos bajo custodia del Departamento de Defensa fueran tratados humanamente", se lee en el libro, en el que niega que estas acciones supongan abusos de Derechos Humanos o puedan ser definidos como "tortura".


En su entrevista para la ABC, recuerda que 12 informes independientes no fueron capaces de relacionar a altos mandos con casos de torturas. Finalmente, Bush le destituyó poco antes de las elecciones legislativas de 2006, cuando se vaticinaba un avance de los demócratas. Rumsfeld asegura que se trató de la decisión indicada.

El Gobierno de Bush justificó la invasión de Irak por el riesgo internacional que suponían las armas de destrucción masiva con las que contaba Sadam Husein. Ahora, Rumsfeld admite que se equivocó al señalar que el dictador iraquí --ahorcado en 2006-- disponía de estos arsenales cerca de Bagdad y Tikrit. "Hice una declaración errónea", reconoce, antes de explicar que en realidad quería hacer mención a las sospechas que despertaban algunos enclaves, informa el diario británico 'The Guardian', que ya ha podido analizar algunas de las 815 páginas de la autobiografía. Rumsfeld resta importancia a este error.


Otro de sus comentarios más sonados sobre la contienda iraquí fue "cosas que pasan", respecto al saqueo del Museo Nacional de Antig~edades de Bagdad. En este sentido, critica la cobertura mediática que recibió el acontecimiento, puesto que los medios no contaron que solo desapareció una pequeña proporción de los tesoros nacionales. Por otro lado, el veterano dirigente sostiene que las políticas del Gobierno de Bush han demostrado su acierto durante los años, y prueba de ello es que el actual presidente, Barack Obama, ha mantenido muchas de ellas.