África

El Cairo

Misrata la «lucha épica» de los rebeldes contra bombas de fósforo y francotiradores

El doctor Hamza Imad describe a LA RAZÓN el horror de la guerra en la ciudad libia, bombardeada un día más por las tropas gadafistas

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El doctor Hamza Imad todavía tiembla de miedo y rabia cuando recuerda los días que ha pasado en Misrata entre finales de marzo y principios de abril, coincidiendo con el recrudecimiento de la ofensiva de las tropas de Gadafi, que ayer bombardearon la ciudad un día más, causando al menos seis muertos y 47 heridos. «En Misrata se vive una gran crisis humanitaria», asegura a LA RAZÓN el joven médico egipcio que viajó a Libia con el primer convoy de suministros y personal sanitario que entró en el país al empezar la revuelta el 17 de febrero.

En Misrata «Gadafi está atacando directamente los hospitales y las casas, y está usando armas que queman la piel: podrían ser bombas de fósforo», según el doctor, que dice no poder confirmarlo porque no es un experto en armamento, pero asegura haber visto las mismas heridas que en la guerra de Gaza en enero de 2009, cuando fueron empleadas esas municiones contra la población. Tampoco puede decir con qué tipo de proyectiles está bombardeando Gadafi, pero afirma que los cohetes «no dejan de caer sobre los barrios de Misrata bajo control rebelde. «La mayor parte de las víctimas son civiles, porque éstos no saben qué hacer ni cómo protegerse en un bombardeo», relata Imad.

Los francotiradores están apostados en los edificios de una de las calles principales y disparan en todas las direcciones, según el médico: «Cuando encontramos a familias con todos sus miembros heridos de bala, sabemos que es por los francotiradores que disparan contra todo aquel que salga a la calle». Los que pudieron huyeron de las zonas ocupadas por las fuerzas gubernamentales, que rodean los barrios costeros y del centro de la ciudad, y bloquean los accesos a ésta por carretera.

«Aquellos que han intentado huir por tierra han sido raptados», cuenta Imad, por ello «hay muchos desplazados internos, que viven en campos de refugiados en las zonas más seguras», que cada vez se reducen más. «Es imposible saber cuántos son», admite. En esta ciudad de 300.000 habitantes, no hay listas ni cifras fiables, pero se calcula que son muchos los desaparecidos, muertos y heridos: «Las familias no saben cómo están sus seres queridos que se han quedado atrapados en los barrios bajo control de Gadafi».

En toda Misrata no hay comunicaciones y en las zonas rebeldes escasean los suministros de todo tipo: sólo quedan algunas tiendas abiertas, principalmente panaderías, y nadie se atreve a circular por las calles, donde los destrozos de la artillería pesada son evidentes, cuenta afectado el doctor Imad. Gadafi aprieta el cerco contra los rebeldes, pero éstos resisten desde hace más de un mes y medio. «Es una lucha épica», explica el médico voluntario que se emociona al pensar en la hazaña que están cumpliendo los rebeldes: «No tienen armas, ni municiones, ni hombres», pero siguen luchando.

La batalla seguía ayer también en el frente este, donde los rebeldes se han visto obligados a retroceder hasta Ajdabiya. Las tropas de Gadafi bombardearon una vez más la entrada oeste de la ciudad, después de haber tendido una trampa a los opositores.


Un santuario para Gadafi
La Administración de Barack Obama ha empezado a buscar un país que pudiese proporcionar refugio al coronel Muamar Gadafi, según publicó ayer «The New York Times». Los diplomáticos en EE UU tienen una tarea complicada: buscan una nación que no reconozca la jurisdicción de la Corte Penal Internacional de La Haya. Occidente quiere evitar que el libio sea juzgado por el atentado contra el vuelo 103 de Pan Am o las atrocidades que ha cometido en las últimas semanas. Algunos países de África podrían ser un buen destino para Gadafi.