Berlín

Rajoy precisa que ahora la ayuda del BCE no es «imprescindible»

El primer ministro italiano también se desmarca de la petición de «rescate». Madrid y Roma se oponen a la figura del supercomisario económico que exige Berlín

El encuentro de ayer se cerró el pasado 2 de agosto, durante la última cita entre Rajoy y Monti
El encuentro de ayer se cerró el pasado 2 de agosto, durante la última cita entre Rajoy y Montilarazon

MADRID– La cumbre hispano-italiana que ayer se celebró en Madrid cumplió con los objetivos previstos. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, ratificaron su unidad de acción para gestionar sus dificultades económicas ante Berlín y ante Bruselas. En un día en el que los dos países también compartieron un repunte en su prima de riesgo, todo quedó marcado por la sombra del interrogante sobre cuándo se concretará la petición de ayuda al Banco Central Europeo para que active su intervención en el mercado secundario. Es decir, en palabras de Monti, el «escudo antiprima de riesgo».

Berlín quiere que la unidad hispano-italiana se extienda también a este punto y que gestionemos a la vez el «rescate». Y de momento, se vende unidad, pero para seguir pisando el freno –aunque Rajoy se deja más margen de actuación que el primer ministro italiano. Esto ocurre horas después de que el BCE haya solemnizado en público el mensaje que tanto desean escuchar los oídos germanos: que la ayuda implicaría una estricta condicionalidad y nuevos ajustes.

La respuesta de Monti, aún con los importantes vencimientos de deuda que tiene pendientes de aquí a fin de año, fue cerrar con rotundidad la puerta a la posibilidad de acudir al BCE. «No pensamos que Italia tenga que activarlo (lo que llama "el escudo antiprima de riesgo")», sostuvo en su comparecencia en Moncloa con el jefe del Ejecutivo español. Italia entiende que, al igual que España, está pagando un sobrecoste de financiación con respecto a Alemania que no es justo. Pero a su favor valora que su prima de riesgo haya descendido notablemente con respecto al año pasado, lo que interpreta como una señal de que puede seguir aguantando. «Éste es un tema delicado que todo el mundo debe tratar con mucha cautela», puntualizó Monti. Rajoy, por su parte, sigue en donde estaba la última vez que se le preguntó al respecto: acudirá al BCE si entiende que es bueno para el interés general de España. Y mientras no piense que así es, no lo hará.

Ahora bien, es un «no» siempre con la cautela del «por el momento». «El Gobierno de España no lo ha pedido porque entiende que no es imprescindible en este momento para defender el interés general de España», sentenció. Hay que tener en cuenta que España ha colocado ya en el mercado más del 90 por ciento de sus necesidades de financiación para este año. Su problema no es de vencimientos presentes, pero sí futuros, y, sobre todo, de asfixia del sector privado por el alto coste que tiene que pagar para sobrevivir financieramente. Oficiosamente en el Ejecutivo llevan varias semanas justificando en esto último la previsión de que «en dos o tres semanas» pudiera resolverse la petición de intervención al BCE.

Por otra parte, el frente hispano-italiano dejó ayer un nueva alianza: el rechazo en el actual contexto al impulso de la figura del supercomisario económico europeo con capacidad de veto sobre los presupuestos nacionales. Por ahí quiere caminar Berlín, mientras da largas a otros capítulos de la integración de la UE. Y para avanzar por ese camino tiene el apoyo del BCE, explicitado por su presidente, Mario Draghi, en una entrevista este fin de semana en «Der Spiegel». Monti midió más que Rajoy sus palabras para evitar el cuerpo a cuerpo con Draghi, aunque sólo sea por la complicidad especial que se deriva de su patria compartida.

Pero en el fondo se colocó en la misma posición que el presidente español: «no» a esa figura aislada mientras no se avanza en la articulación de un paquete completo de actuaciones que favorezcan la integración europea, y esto incluye la unión bancaria –retrasada por Alemania– y también la unión fiscal, política y económica. «Esa idea, aisladamente considerada, no me gusta», defendió Rajoy. A su juicio, Europa debe fijar primero «qué es lo que quiere ser y adónde quiere ir» y avanzar en su unión bancaria, fiscal, económica y política. La propuesta «no es para hoy», e incide sólo en el déficit público. «Y aunque su reducción es esencial, se necesita abordar todo en un paquete», añadió.