Murcia

Objetivo: acampar como en Sol

Los organizadores cursaron más de 600.000 invitaciones para cercar el Congreso

La Razón
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Así se organizó el asalto del martes
El 17 de junio de 2012 se creó en Facebook la página «Ocupa el Congreso». Su primera publicación en el «muro» fue el 24 de junio, cuando difundieron un manifiesto en el que convocaban a la ciudadanía a manifestarse de forma indefinida en las puertas del Congreso de los Diputados, indicando los motivos y las reivindicaciones en las que fundamentaban su actuación .

A través de informaciones confidenciales, la Policía tuvo conocimiento desde el primer momento de que en las asambleas locales y provinciales de los heterogéneos grupos afines, sobre todo los relacionados con el movimiento 15-M, tomaba protagonismo la idea de «ocupar el Congreso o rodearlo hasta conseguir la dimisión del Gobierno, la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones generales». Ese ideario fue evolucionando para llegar al mayor número de ciudadanos y obtener el máximo apoyo posible. La propia «Coordinadora 25-S», apoyada en los datos de los usuarios de su página de Facebook, cifró los posibles asistentes a la protesta en más de 40.000, en función de los que manifestaban su intención de acudir al llamamiento. Por ello cursó más de 600.000 invitaciones.

Desde las primeras semanas de agosto, los participantes en las distintas asambleas locales y provinciales empezaron a hacer hincapié en la necesidad de organizar los medios de transporte para el desplazamiento a Madrid y así reunir al mayor número posible de personas. Con todos estos datos, la Policía habilitó el martes un dispositivo preventivo que permitiera la reacción en el caso de que esas informaciones se concretaran en la realidad.

Para los organizadores, ésa era, y es, la gran obsesión: que las protestas adquieran un carácter multitudinario y se conviertan en un elemento de presión para conseguir sus objetivos. Para eso fomentan la indefinición ideológica y visten todas sus actuaciones con la idea de la pluralidad. Ni hay estrategia definida ni tampoco consenso en cuanto al modo de actuación, en buena medida debido al conglomerado tan variado que conforma el movimiento. Se han detectado discusiones al respecto en asambleas de Radio 15-M Murcia, del 15-M Mallorca, de Dry Madrid, del 15-M Talavera, de Logroño y de distintas localidades madrileñas...e incluso entre grupos de extrema derecha.

Para conseguir la máxima eficacia y atraer al mayor número posible de seguidores, desde algunos de sus grupos integrantes se hizo un llamamiento a la «inteligencia colectiva». Con tal objetivo, sus organizadores insisten en destacar la idea de que su protesta es pacífica, aunque también consideran necesario transmitir como «no violencia» la «autodefensa», que califican de legítima. De hecho, intentan conseguir que este concepto sea asimilado por buena parte de los que se sumen al movimiento. Su deseo es que se conformen «grupos de resistencia» que sean el inicio de un cambio, una primera fase de una escalada en la protesta.

Mucho se ha discutido sobre la oportunidad del dispositivo policial desplegado para reaccionar ante este movimiento. En su estrategia, la Policía tiene en cuenta la intervención de grupos radicales y antisistema, como sucedió el martes pasado. Estos grupos son una amenaza por el riesgo de graves alteraciones en la seguridad ciudadana e intenten además modificar la actitud de los congregados. En junio del pasado año, grupos de radicales ya impidieron el acceso al Parlamento catalán.

En la respuesta policial también se tiene en cuenta el riesgo de una acampada en los aledaños del Congreso. Es verdad que la «Coordinadora 25-S», catalizadora de la protesta, no instó a los participantes en la del martes a prolongarla por tiempo indefinido. Pero sí se ha detectado entre las asambleas y entre las plataformas de apoyo la intención de prolongar la ocupación de los alrededores de la Cámara, siguiendo el modelo del 15-M en la Puerta del Sol. De hecho, la de ayer por la tarde es ya la tercera convocatoria a los ciudadanos para rodear el Congreso, con llamamiento a extender la «agitación» fuera de Madrid. La Policía justifica su despliegue en la necesidad de estar preparados para el caso de que grupos radicales activen la «gran contienda callejera»– barricadas o lanzamientos de objetos – y evitar cualquier embrión de acampada. Ante las nuevas protestas, siguen teniendo en cuenta la posibilidad de que grupos de violentos tengan capacidad para encapsularse en torno al Congreso de manera permanente; que se obstaculice con vallas, mobiliario urbano o coches las vías próximas a la Cámara.

Apoyo desde fuera de Madrid
Los incitadores de este tipo de actos cuentan también con el apoyo de la movilización desde fuera de Madrid de los seguidores de la convocatoria para engrosar la cifra de los «residentes». Esta circunstancia junto al riesgo de que confluyan al mismo tiempo un elevado número de personas y un escenario de bloqueo de accesos por la acción de radicales que intenten oponerse a la acción policial, justifica también la «alerta» de los agentes.