El plan del Ebro renuncia a construir 36 embalses previstos en 1998

Cuanto más regulado esté el río Ebro, el de mayor caudal de España, más garantizado estará que todos los usuarios tengan el agua que necesitan. Sin embargo, el borrador del nuevo Plan Hidrológico del Ebro prevé suprimir la construcción de 36 embalses de la cuenca, que permitirían guardar 933 hectómetros cúbicos. El documento, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, explica que estas infraestructuras, que sí estaban previstas en el anterior plan, no se construirán por «inviabilidad económica, social o ambiental».

Algunas de estas obras estaban planeadas desde principios del siglo XX. Posteriormente se recogieron en el Pacto de Aragón, con el que se pretendía compensar a esta autonomía por permitir la ejecución del trasvase del Ebro. Estas infraestructuras se consideraban necesarias para garantizar las demandas de la cuenca cedente y aprovechar al máximo el caudal de este río que inunda prácticamente todos los años sus riberas.

El plan sí admite que los embalses que se construirán en el futuro, algunos de ellos ya están en ejecución, permitirán almacenar unos 2.000 hectómetros cúbicos, que se sumarían a los 7.507 hectómetros actuales.

La Generalitat siempre se ha mostrado a favor de conseguir la mayor regulación posible del río Ebro, porque así se justifica todavía más su reivindicación de conseguir un trasvase, puesto que siempre será a sobrantes.

De momento, este plan no da demasiadas esperanzas a la Generalitat en esta reivindicación. El borrador hace inviable el trasvase, ya que prevé utilizar todo el agua que no se destinará a consumo, el 51 por ciento, a «funciones ambientales», una figura que no está recogida en la actual Ley de Aguas.