Zaragoza

Carmen Lomana: «Artur Mas me huele a cuerno quemado»

«Ahora soy más pobre que hace cinco años», reconoce; por eso da esquinazo a la crisis con su primer perfume y un nuevo libro

Carmen Lomana
Carmen Lomanalarazon

El lomanismo. Dícese de la corriente de libre pensamiento que nació como tal hace unos cinco años, cuando una popular «socialité» dio el salto de los «front row» de París a los «photocall» y platós españoles. Y todo, sin tener pelos en la lengua ni perder un ápice de glamour, ya sea al sufrir un autoatropello o al ejercer de directora de una academia televisiva de protocolo. Así es Carmen Lomana, que mientras prepara su segundo libro, lanza su primer perfume, «First Collection».
–¿A qué huele Carmen Lomana?
–Sobre todo, a limpio. Siempre voy perfumada de acuerdo con la época del año. En el nuevo perfume he querido reunir todos los aromas imprescindibles que puedan acompañarme desde por la mañana, cuando voy a trabajar, hasta la noche…
–¿Qué olor no soporta?
–El de fritanga. Y ya, si lo mezclas con tabaco, me corto las venas. Cuando entrabas a uno de esos bares en los que se juntaban estos olores, me preguntaba para qué me habría duchado y arreglado el pelo. Precisamente, mi próximo reto es sacar un perfume para el cabello que no te reseque ni lo estropee y tenga el poder de absorber los malos olores.
–¿El desafío secesionista de Artur Mas huele mal?
–Eso huele a cuerno quemado. Me parece vergonzoso cómo están utilizando a la gente para su propio beneficio sobre algo que ni ellos mismos se creen. Al final, eso puede que acabe en una esquizofrenia colectiva, como las referencias del otros días a los vuelos militares en Cataluña. Quien lo ha lanzado se ha debido de fumar algo.
–¿Hay que españolizar a los catalanes?
–Lo que hay que hacer es una campaña con todos los españoles para que conozcan su verdadera historia. Cuando los pueblos saben de dónde vienen, tienen mucho más criterio para decidir. La semilla nacionalista es lo que germina más rápidamente. Tú a una persona le dices que es más inteligente y más guapo que el vecino, encima que éste le está robando, y se lo acaba creyendo, aunque la realidad diga lo contrario. Dicho esto, adoro Cataluña y creo que tiene que estar mano a mano dentro de España para lo bueno y para lo malo.
–Dé el salto a la política…
–No te creas, que me lo piden porque me dicen que tengo mucho sentido común. Pero,en política, debes tener un aguante horroro y bastante cinismo. El problema es que yo no sé mentir, me liquidarían en dos días.
–En Twitter es usted quien pone firmes a los enemigos que le salen.
–No es lo mismo.Nunca he estado afiliada a ningún partido, porque nunca he querido ponerme del lado de nadie. Yo lo que quiero es lo mejor para mi país. Si lo hace bien el PSOE o el PP, les voy a decir «chapeau». Que lo hacen mal, les crucificaré, como ya he hecho. No sería libre pensadora si estuviera atada a un partido. Creo que el concepto de la vida política está en decadencia, hay que hacer un «break» y cambiar todas las instituciones porque el aparato burocrático se ha convertido en una máquina insaciable de imbuir impuestos.
–No me diga que es una desencantada de la democracia.
–No. Lo que me preocupa es el gasto que se hace con el dinero de todos: polideportivos y aeropuertos que no se han utilizado, la ciudad fantasma de la Expo y la desoladora estación del AVE de Zaragoza, los traductores simultáneos del Senado… Si los ciudadanos tenemos que ahorrar en todo, ellos también tienen que dar ejemplo.
–Libre pensadora. Usted es libre porque tiene dinero...
-Precisamente, cuanto más dinero tiene una persona, suele ser menos libre. «Es más libre el que menos necesita», recoge un dicho. Es cierto que el dinero te ayuda a vivir con dignidad, por ejemplo, a no tener que aguantar cosas que de otra manera deberías sobrellevar para cobrar tu sueldo a fin de mes.
–¿Piensa en jubilarse de todo esto?
–Es la gente quien tiene que decidir que no me quiere ver. Soy feliz comunicando tanto en un plató de televisión como en la radio. Me parece un regalo de la vida. Nunca he pensando en bajarme de este tren. A veces, sí me ocurre que tengo una especie de fobia social ante tantos actos y fiestas. Voy porque las organizan amigos, firmas con las que tengo relación…
–Pero todo, con un caché.
–Jamás cobro por ir a las fiestas. Si voy es porque me satisface o me gusta. Eso sí, si quieren que sea imagen de una marca o vaya a inaugurar un espacio, esto es, trabajar, sí cobro. El otro día alguien puso que yo peribía15.000 euros por «photocall», no es cierto. Estaría forrada…
–¿Es más rica que hace cinco años?
–No, soy más pobre. Nunca en mi vida he trabajado tanto para ganar menos. Tengo todas mis oficinas vacías, menos una. Pero no me importa, mientras pueda mantener la infraestructura y la gente que trabaja para mí.
–Usted, que vaticinó la bancarrota de Lehman Brothers, aconséjeme dónde debo invertir ahora.
–Yo te diría que guardes. Hay quien se tomaba a broma aquello que decía yo de lo importante que era tener «cash» porque nos íbamos a quedar con ello, pero así estamos. La gente tiene propiedades, pero no hay «cash». Yo misma no sé dónde colocar mi patrimonio. Hoy por hoy si te quieres deshacer de ello, no hay quien te lo compre, lo tienes casi que regalar…
–De todas las propuestas que ha tenido sobre la mesa, ¿a qué ha dicho que no?
–A posar en «Interviú».
–¿Había cheque en blanco?
–Ni lo pregunté, me daba lo mismo. Respeto muchísimo a la revista y a quienes han salido en ella, pero no es mi «target». Sí posaría en una revista especializada, como ya hice con «V América», donde las imágenes tenían una gran carga de sensualidad. También dije que no a participar en «Torrente». Lo rechacé, no porque considere que tiene menos categoría, sino porque no me va.
–¿Las hamburguesas sí le van?
–Repetiría la campaña de Burger King mil veces. Parecía que estaba anunciando un perfume. Nunca toqué ni comí la hamburguesa ante la cámara ni me cayeron churretones. Es de las cosas que más felicidad me ha dado porque los niños me paraban por la calle y se lo pasaban bomba cada vez que les decía: «A la parrilla, como me gusta».

«No viene a cuento casarnos ahora»
Cuando comenzó su relación con Ángel Casaña, redactor jefe de Multimedia del diario «El Mundo», Lomana optó por no esconderse de los «paparazzi». Publicó en Twitter una foto de los dos juntos cuando se comenzaba a hablar de su noviazgo y frenó el efecto persecución que suele generar un romance de este tipo. Ha pasado casi un año de aquello y Carmen asegura que «estamos muy bien, pero apenas podemos vernos, nos encontramos los fines de semana». De boda, eso sí, ni hablar. «No viene a cuento. La única cosa por la que entiendo que una pareja de cierta edad que ya ha vivido un matrimonio pueda llevarles a casarse, es porque se trata de una locura o por querer ahorrar al vivir juntos en un solo piso. Estoy más a favor de que cada uno tenga su casa».