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La vieja Europa inicia la reconquista de Santander

Concurso Internacional de Piano de Santander Semifinales. Con la Real Filharmonia de Gálicia. Dir.: Juanjo Mena. Palacio de Festivales de Cantabria, Santander, 3 y 4 de julio de 2012.

La Razón
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El palmarés de la edición previa, 2008, era arrollador. Primer premio, Jue Wang, de Chins; segundo, Avan Yu, de Hong-Kong; tercero, Kotaro Fukuma, de Japón. Por cierto, el segundo, Yu, acaba de ganar otro importante certamen internacional, el Concurso de Sidney, Australia, el 21 de julio. Jie Cheng, de la república popular China, ganaba el tercer premio en el 2005. El también chino Ning An, nacionalizado americano, ganaba el tercer premio de 2002. En el 98 Corea del Sur había arrasado: primer y segundo premio, Yung Wook Yoo y Jon Hwa Park.

Hablamos, claro, del Concurso Internacional de Santander, el "Paloma O'Shea"para todo el mundo de la música, y del enseñoramiento oriental de su galería de ganadores en la última década, fenómeno no sólo cántabro, absolutamente internacional. Pero algo parece empezar a cambiar: ya a la preselección de este 2012, edición 17, llegaron seis rusos de un total de 20 participantes. Otra concursante, Tamar Beraia, que ha llegado a la final, venía de una ex- república soviética, Georgia (la "patria chica"del camarada Stalin). Junto a ellos, dos húngaros, dos italianos y una española, más un cubano, un americano y un finlandés… frente a cuatro coreanos y un chino. Los seis rusos fueron cayendo en los, llamémoslo así, octavos y cuartos de final. En estos últimos, prueba de cámara y segundo recital, también quedaba fuera Marta Liébana, la pianista de Getafe. A semifinal llegaron dos de los cuatro coreanos, chico y chica, un italiano, los dos húngaros –que pasaron prueba tras prueba-, y la georgiana. Y a la final llegan esta última, Beraia, concentrada y con aura de gran dama del teclado, la pianista de de Corea (Ah Ruem Ahn), efusiva y volcada en la música, y uno de los magyares, el elegante Lajos Palojtay. A su compatriota Benedek Horvath, unos de los benjamines de la competición, le traicionaron los nervios y la memoria en el "Concierto 23"de Mozart; al muy musical Daniele Rinaldo le perdió su exceso de personalismo y sus ‘rubatos' y ‘fermatas' a capricho, aunque Juanjo Mena, el excelente maestro acompañante, estuvo al límite de la flexibilidad para ajustarse a su versión del "Concierto 20", el impresionante Re menor. Ese mismo concierto mostró las limitaciones expresivas del otro coreano supérstite, Samson Tsoy. Mena, uno de nuestros valores internacionales más en alza, convirtió a la Filharmonia gallega en la más mozartiana de las orquestas, con versiones dúctiles, distinguidas y cargadas de musicalidad sapiente. La pelota, ahora, en el alero, y la vieja Europa con posibilidades de recuperar ceros de antaño.