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La fábrica de los juguetes rotos
Las representantes de la belleza española confiesan proposiciones indecentes durante su reinado a LA RAZÓN. «Tuve que cambiar de casa por la presión», afirma Inés Sáinz
El cuento de Miss España no es precisamente uno de hadas. Sí, ellas son las guapas oficiales: medidas perfectas, bellas, sensuales, simpáticas, preparadas...; y repiten sin cesar tras su coronación: «Es un sueño hecho realidad». Pero lejos de ser un camino de rosas, la corona de la belleza es un peso al que no todas consiguen sobrevivir. «Las jóvenes que son Miss España terminan en el olvido, siempre habrá alguna más guapa», declara Inés Sáinz, Miss España en 1997. Poco o nada queda de los comienzos del certamen en 1929 en el que la «Señorita de España» era coronada como la belleza patria. Ni qué decir de los años dorados que catapultaron a la fama a Lorena Bernal, María José Suárez y Raquel Revuelta, entre otras muchas. Incluso Patricia Conde, Arantxa del Sol y Silvia Jato consiguieron el éxito sin llegar a ganar. «El certamen te da a conocer pero el viaje lo tienes que hacer tú», asegura Juncal Rivero, Miss en 1984, y que reconoce: «Antes el concurso era más sano, y ahora vale más un buen escándalo». Asimismo, Raquel Rodríguez, representante en 1993, explica que «hay muchas misses que han terminado fatal porque el mundo está un poco loco». Para Sáinz, «el certamen se ha desvirtuado porque la visión de la organización es ganar dinero: vender un producto». Confiesa que al final «cuanto ella quería era acabar y recuperar la normalidad». No fue fácil, se había convertido en una personalidad pública: «Me tuve que cambiar de casa por la presión». Y pese a su fructífera carrera como empresaria, es recordada por ser la Miss que engordó durante aquel periodo, al parecer, hasta 20 kilos de más. Fue tildada dentro y fuera de la organización. «Me parecía hipócrita que por un lado se criticase a las chicas por tener problemas de alimentación, y en mi caso, por coger unos kilos, se pusiera el grito en el cielo», afirma. Y añade: «A la organización le interesa que te persigan para promocionarse, no hacen nada para ayudarte».
En los últimos años, los reinados han pasado sin pena ni gloria. Pocos ponen rostro a la alicantina Paula Guilló, galardonada en 2010, y muchos menos recuerdan a Estíbaliz Pereira, Miss España en 2009, la edición celebrada en México. Quedó completamente desvinculada del certamen, ni si quiera asistió a la coronación de su sucesora. La representante de Ourense de aquel año, Irene López, que saltó a la fama tras su incursión en el porno junto a Dinio, describe la gala mexicana como «una esclavitud». «Jugaron con nuestros sentimientos», recrimina. Según relata, a seis de ellas les propusieron ir a una cena «fuera de lo común». «Nos ofrecieron 3.500 dólares por asistir a una fiesta. Allí, había drogas y hubo alguna chica que se acostó con alguien». También, Lorena Van Heerde, representante en 2001, pasó de un reinado de ensueño a vivir un calvario. Su renuncia fue casi más sonada que su investidura. «Siendo Miss España tuve proposiciones indecentes», declaró, tras desistir como la más guapa. «Fui a un evento, lleno de gente, y se acercó alguien y me dijo que pasando por la piedra iba a llegar muy alto. Me dijo que si quería juguetear con él».
«Cómo ser Miss y no morir en el intento» es un libro escrito por Mireia Verdú, primera Dama de Miss España 2005, que arroja luz sobre el certamen. «Es una experiencia positiva pero tienes que tener claro que no es el principio de nada». «Las misses están muy mal vistas en el mundo de la moda, tienes que llevar una estrategia para no encajonarte», recomienda. Asimismo, todas las entrevistadas coinciden en destacar la inocencia con la que comenzaron. «Te encuentras perdida. De repente, pasas a vivir en Madrid, a viajar mucho, en la mejor suite y en el mejor hotel, pero en absoluta soledad», comenta María Jesús Ruiz, Miss España en 2004, y también participante del reality «La Granja», en el que protagonizó las veladas más picantes junto a Dani Dj. Admite que le está costando «sudor y lágrimas» continuar con su carrera porque pecó «de inocente». Como explica Inés Sáinz, «tienes que volver a ubicarte en el mundo, no puedes vivir de ser «la novia de» ni «la mujer de». No se vive eternamente de haber sido Miss España». Es una lástima, representar a la belleza española ya no es una bandera de reconocimiento y admiración, sino todo lo contrario. Hicieron un sueño realidad... Aunque hasta las más exitosas, como Eva González, reconocen que para poder continuar «hay que ser capaz de tener en tu currículum Miss España en grande y tu nombre en pequeño, a la inversa».
Vida polémica
«La vida es el precio», el título de las memorias de Amparo Muñoz, Miss España en 1973, refleja el recuerdo que guardan varias misses. Fue la única belleza nacional que lució la corona de Miss Universo y también, la primera en renunciar a ella porque se sentía «manipulada por la organización». Vivió rodeada de escándalos: consumo de drogas, condenada a prisión, acusada de practicar la prostitución...
Ranking de misses
La más exitosa
Juncal Rivero se abrió camino en la alta costura internacional tras ser coronada en 1974.
La desaparecida
Lorena Van Heerde renunció a la corona en 2001 tras fuertes polémicas.
La desengañada
Inés Sainz ganó Miss España en 1997. Fue criticada por engordar durante su reinado.
«Miss Reality»
María Jesús Ruiz galardonada en 2004 y participó en el programa «La Granja».
La más mediática
Sofía Mazagatos tras ganar la corona en 1992 consiguió mantenerse en el mundo de la fama.
Siempre polémica
Barbara Rey fue Miss España en 1970, porque la elegida renunció para poder casarse.
La aristocrática
Carmen Cervera ganó el certamen nacional representando a Cataluña en 1961.
La desvinculada
Estíbaliz Pereira, coronada en 2009, decidió emprender una nueva vida alejada de los focos.
La «futbolera»
Elisabeth Reyes es más conocida por sus relaciones con futbolistas que por ser Miss en 2006.
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