Aeronáutica
Un autómata para el espacio
La NASA planea llevar en la próxima misión del Discovery a un pasajero especial. Un androide que ya imaginó George Lucas en «La guerra de las galaxias» y que ayudará en las tareas en la Estación Internacional
En unos días, la Estación Espacial Internacional (EEI) tendrá un nuevo inquilino. La NASA tiene previsto enviar esta semana al primer robot humanoide, Robonaut. Casi 200 personas de 15 países han visitado la estación, pero el complejo en órbita hasta ahora sólo había tenido miembros de la tripulación humana. Ya está listo para ser incluido a bordo del transbordador espacial «Discovery» en la misión STS-133, que tiene previsto su despegue para el próximo 3 de diciembre. Será el primero de su clase en el espacio, y su trabajo principal, por ahora, será mostrar a los ingenieros cómo se comportan los robots en el espacio. La esperanza es que a través de mejoras y avances, algún día podría aventurarse fuera de la estación para ayudar a los astronautas hacer reparaciones o realizar un trabajo científico.
R2, como lo conocen en la estación, se pondrá en marcha dentro del MóduloPermanente Multiusos Leonardo, que estará dotado con suministros y equipo para la estación y que después se instalará permanentemente en el nodo de la Unidad. Una vez se descargue R2, que será enviado por piezas, varios meses después de que aterrice se realizarán pruebas de funcionamiento en el interior del laboratorio Destiny de pruebas de funcionamiento. Y con el tiempo sus aplicaciones podrían expandirse. Sin embargo, desde la NASA manifiestan que no hay planes para regrese a la Tierra.
De forma conjunta, la NASA y General Motors han desarrollado este asistente en virtud de un acuerdo de cooperación. Este modelo puede trabajar junto a los seres humanos, ya sean los astronautas en el espacio o los trabajadores en las plantas de fabricación de la multinacional estadounidense.
historia
Los trabajos en el primer Robonaut comenzaron en 1997. La idea era construir un robot humanoide que pudiese ayudar a los astronautas en las tareas en las que otro par de manos sería útil o con trabajos demasiado peligrosos para los miembros de la tripulación. El resultado fue R1, un prototipo que llevaba a cabo trabajos de mantenimiento o que iba montado en un juego de ruedas para explorar la superficie de la Luna o de Marte.
A lo largo de 2006, se probó el funcionamiento del autómata en numerosos experimentos en una variedad de entornos diferentes al laboratorio, donde se había creado, para asegurarse de la eficacia del mismo. Ese mismo año fue cuando la multinacional General Motors expresó su interés en el proyecto y propuso una labor conjunta de desarrollo. En 2007 firmaron el acuerdo definitivo.
En febrero de este año, se dio a conocer una versión mejorada del androide, Robonaut 2 (R2): más rápido, más hábil... Éste es más avanzado tecnológicamente y mucho más humano. Sus nuevas características fueron reconocidas rápidamente y se decicdió probar sus habilidades en el espacio. Para ello se ha diseñado una misión en el transbordador espacial para darle un paseo. Este hecho, que puede ser una realidad esta semana si despega el Discovery, marcará un hito en la Historia ya que se convertirá en el primer robot humanoide en el espacio. Asimismo, los ingenieros tendrán la oportunidad de ver por primera vez cómo se comporta un autómata en ausencia de gravedad.
Futuro
La primera asignación de R2 será a bordo de la Estación Espacial Internacional. Las condiciones a bordo de la estación proporcionan una prueba de campo ideal para verificar cómo «convive» hombro con hombro con las personas, astronautas, en condiciones de microgravedad. Una vez que esto quede demostrado dentro de la estación, se pueden añadir actualizaciones de software que permitirán a Robonaut salir al exterior de la nave. Esto servirá de gran ayuda a la NASA para entender las capacidades del androide para futuras misiones robóticas. Además, a medida que la tecnología evolucione, se podrían enviar robots similares a zonas remotas del Universo para probar el sistema en condiciones extremas de radiación térmica. Algún día, R2 podría servir al mismo tiempo de un suerte de equipo de comunicaciones entre la Tierra y los satélites, no sólo los meteorológicos.
Desde la NASA, auguran que el próximo paso a segur, en cuento a las capacidades robóticas de R2, sería explorar los objetos cercanos a la Tierra, como los asteroides y cometas, y con el tiempo la Luna y Marte. El robot actuaría de explorador: proporcionaría mapas avanzados, recogería muestras de suelo y comenzaría a trabajar en la infraestructura que los astronautas necesitarían en el momento de su llegada, a modo de «avanzadilla». De este modo, el equipo que llegase tras sus pasos estaría mucho más preparado para continuar la expedición. Estos progresos se harían en aras de una futura misión en la superficie de Marte. Llegar así al planeta rojo descartaría problemas de seguridad y no se sacrificarían recursos humanos.
Robonaut significa para los astrónomos una nueva forma de ver el Universo, en vez de a través de una lente de un telescopio a través de la mirada de los ojos de un androide, como R2. Así, los humanos y los robots explorarán juntos el Sistema Solar y ello permitirá asistir a un emocionante futuro con nuevos descubrimientos en el espacio.
CARACTERÍSTICAS
El diseño del robot se asemeja a la fisonomía de los seres humanos con el fin de que pueda usar las mismas herramientas que éstos. Sin embargo, la cabeza de R2 no aloja su cerebro, tan sólo su equipo de visión.
El autómata cuenta con tres grados de libertad en su cuello, lo que le permite mirar a la izquierda, derecha, arriba o hacia abajo.
Cada brazo mide aproximadamente 60 cm, 20 cm de largo, dando al R2 una envergadura total de metro y medio.
Robonaut tiene dos manos con 12 grados de libertad –4 grados de libertad en el pulgar, 3 grados cada uno en los dedos índice y medio, y 1 cada uno en los dedos anular y meñique. Cada dedo tiene una fuerza de agarre de 2,2 kg.
R2 piensa literalmente con su estómago. En su cabeza aloja las cámaras de visión y el único lugar con suficiente espacio para un cerebro es el torso del autómata.
Tanto en la Tierra y como en la estación espacial, la mochila de R2 porta su sistema de conversión de energía y las baterías de repuesto, lo que le permite, básicamente, ser enchufado en otra superficie planetaria –en la Luna o un asteroide–.
Cada brazo cuenta con 7 grados de libertad y la fuerza para mantener casi 10 kilos en cualquier posición, siempre que haya gravedad.
Una cámara de infrarrojos que se encuentra en el área de la boca mide la percepción de profundidad. Detrás de la visera de R2 hay cuatro cámaras de luz visible: dos para proporcionar la visión en «estéreo» para el robot y sus operadores, y dos cámaras auxiliares.
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