Caso Marta del Castillo

Un perdón que no consuela

El juicio por la muerte de Marta del Castillo está visto para sentencia. Se acabaron los interrogatorios, las declaraciones, las pruebas, las reconstrucciones y los testigos sorpresa. A partir de ahora, sólo queda esperar el veredicto del tribunal, que debe decidir el futuro de los implicados: Miguel Carcaño, autor confeso de la muerte de la joven, y sus supuestos cómplices –su hermano Francisco Javier Delgado, la novia de éste, María García Mendaro, y su mejor amigo hasta la noche del 24 de enero de 2009, Samuel Benítez–.

Los padres de Marta, ayer antes del juicio
Los padres de Marta, ayer antes del juiciolarazon

Sevilla- Tras diecinueve jornadas, la vista finalizó ayer con la última palabra de los acusados, quienes pidieron perdón a los familiares por todo el dolor que habían causado, aunque todos, menos Carcaño, niegan su participación en los hechos. La sección séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla ha sido testigo de uno de los casos que más mella han hecho en la sensibilidad de la opinión pública por la brutalidad de los hechos así como por la frialdad de los implicados, que, en algunos casos, han contado con el altavoz de los medios de comunicación. Ahora los adultos acusados –el único menor cuando ocurrieron los hechos, «El Cuco», ya ha sido juzgado– esperan una sentencia que puede condenarlos a penas de 52 años de cárcel para Carcaño, ocho para Delgado y cinco para Benítez y García. La libre absolución sólo puede llegar para estos tres. La sentencia se hará publica en el plazo de un mes aproximadamente.

La de ayer fue la jornada en la que más público se congregó tras el banquillo de los acusados, a fin de escuchar lo que éstos tenían que decir como broche final de una historia que comenzó cuando Marta salió de su casa con su ex novio, quien pocas horas después la mataría. No hubo sorpresas y todos se mantuvieron en su lugar. Brevísimas fueron las intervenciones. «Quiero pedir perdón a la familia por el daño que les he causado», dijo Miguel de espaldas a los padres, mientras añadía que «no fue mi intención hacer tanto daño; si supiera dónde está el cuerpo, lo diría». No hubo más por parte del asesino confeso, que por primera vez se disculpó. Le siguió Samuel, quien se remitió al informe de su defensa para volver a recordar su cercanía con la víctima. «Siento mucho lo que le ha pasado a la familia de Marta, era también mi amiga y yo no he tenido nada que ver. Soy inocente y no puedo aportar nada más», concluyó. Más extenso fue el hermano de Carcaño, pero tampoco arrojó un ápice de luz. «Mucha gente lo está pasando mal, pero no hay nada que yo pueda decir o hacer para aliviar ese dolor que como padre entiendo». Añadió que lo único que hizo fue confiar en su hermano y que lo apoyó hasta que supo que le había engañado.

La tensión subió durante la intervención de su novia. Con lágrimas en los ojos y leyendo unas líneas que tenía escritas en un folio, también reconoció el dolor causado. Una situación que no puede evitar. «No sé nada de lo que le ha pasado a Marta», fue todo lo que dijo. Detrás lloraban sus familiares.

Previamente, las defensas de los supuestos cómplices de Carcaño pidieron la absolución de sus clientes ya que no existen pruebas fehacientes de su implicación en la trama. Es más, el abogado de Benítez insiste en que éste, durante las horas en las que se cometió el crimen, estaba fuera de Sevilla, en que Miguel le implica por venganza al saber que el que era su mejor amigo colabora para sacarle información y en que la propia Policía asegura que «no hay pruebas científicas» que lo incriminen. Con la misma contundencia se empleó el defensor de Delgado, que no da ninguna verosimilitud al taxista que, casi tres años después de los hechos, recuerda cómo lo llevó hasta el domicilio de León XIII la noche de los hechos, ni a los testimonios de los vecinos ni a las conversaciones telefónicas entre ambos hermanos. «No hay ninguna certeza», comentó. Un argumento similar al del abogado de García, que defiende que no hay testimonios en su contra y que ella nunca ha variado su declaración.

 

Eva Casanueva: «Ni nos ha mirado a la cara»
A la salida del juzgado, el foco informativo estaba sobre los padres de Marta. Antonio del Castillo y Eva Casanueva se mostraban dolidos por no saber dónde está el cuerpo de su hija. «Las disculpas llegan muy tarde. Lo que queremos es que se haga justicia», dijo la madre, que lamentó que Carcaño pidiera perdón dándoles la espalda. «Ni siquiera nos ha mirado a la cara», afirmó.