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La Razón
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Es muy fácil escribir de alguien cuando gana, cuando demuestra la superioridad deportiva en una competición, cuando después de tres semanas de sufrimientos y de pedaladas llega a París vestido de amarillo entre los aplausos de todos y los beneplácitos de la mayoría. Ahora las cosas son bien diferentes; pero no por eso el mérito, el coraje y la categoría deportiva han dejado de existir. Y precisamente por eso, en una semana como esta, es cuando hay que recordar la figura humana de Alberto Contador y su evidente demostración de que forma parte de la historia del ciclismo español.
Contador este año no ha ganado el Tour de Francia; pero en esta edición ha demostrado algo que quizá en otras ocasiones no había quedado tan palpable al estar todo imbuido por el triunfo final. Contador es un gran deportista que sabe ganar; y lo que es más importante, sabe perder. El ciclista de Pinto ha llegado a la ronda gala con un triunfo histórico y reciente para el ciclismo español: el Giro de Italia. Allí ganó con clase, con una enorme superioridad y especialmente con la presión mediática sobre las acusaciones –no demostradas– de un posible dopaje en el pasado Tour de Francia. Corrió el Giro sin saber qué ocurriría en Francia; es más, con la idea de que no podría competir en tierras francesas; al final ganó en Italia y pudo correr en Francia. Haciendo historia con la maglia rosa y compitiendo hasta el final por el malliot amarillo. Una primera mala semana, con algunas caídas desafortunadas y un fuerte golpe en la rodilla le dejaron muy tocado para los momentos clave de la montaña. Aún así, luchó, peleó y estuvo en la pomada hasta el último minuto. Contador este año no ha ganado el Tour de Francia, pero deja Francia con la idea clara de que volverá y lo hará para ganar con la autoridad de siempre.
Quizá ahora, se puede decir que el Giro es incompatible con el Tour. Él mismo lo ha sugerido. Pero también hay que recordar que cuando corría en tierras italianas no tenía la certeza de poder hacerlo en el Tour de Francia. Lo importante, en todo caso, es que la era Contador no ha terminado. Precisamente por eso, ahora que en estos días ya no hay homenajes institucionales para este gran ciclista, estas líneas quieren convertirse en un homenaje permanente para toda la gente que, como Alberto Contador, sabe luchar, sabe pelear, sabe demostrar que el deporte de verdad está muy lejos de los despachos y de los laboratorios. Contador ha quedado quinto en esta ocasión; pero ya lo ha advertido: volverá al Tour para ganar; sabiendo además que el panorama ciclista internacional tiene un núcleo muy cerrado de figuras con futuro. A Contador lo queda mucho por delante, puede ganar todavía varias rondas francesas y más con el convencimiento de que ha demostrado siempre su afán de superación ante las muchas dentelladas que le ha dado la vida.