Ciencia y Tecnología

Las TIC

La Razón
La RazónLa Razón

En este siglo de siglas, que decía Pedro Salinas, las letras cobran vida propia; tanta vida que nos acompañan hasta la muerte, como demostró Dámaso Alonso en su poema «La invasión de las siglas», en el que las letras ya hacen historia. Pero entre la sigla TIC y el onomatopéyico «tic»: movimiento convulsivo producido por la contracción involuntaria y repetitiva de uno o varios músculos, no hay relación de parentesco. Ni siquiera forman el plural de la misma manera (las TIC y los tics).
Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) han irrumpido en nuestras vidas transformándolo casi todo: las estructuras económicas, sociales, culturales. También la comunicación. Pues, al digitalizar la información analógica, no sólo se ha vuelto más robusta frente a errores en la transmisión y en las copias, sino también ha facilitado el acceso a todo tipo de información sobre cualquier tema y en cualquier formato (textual, icónico, sonoro). Y, gracias a los sistemas informáticos integrados en los ordenadores, procesamos rápida y fiablemente todo tipo de datos (escritura, textos, imágenes) y los difundimos por los canales de comunicación inmediata, sincrónica y asincrónica. Incluso podemos almacenar cantidades ingentes de información y portarlas en «pendrives». Las TIC anuncian un mundo global. Son omnipresentes y lo dominan todo: el acceso al mercado de trabajo, la sanidad, la gestión burocrática y económica, el ocio, la comunicación, la información, la manera de percibir la realidad y el modo de pensar. Pero no olvidemos que las TIC sólo facilitan la interacción. Nunca podrán sustituir la realidad, salvo que vuelva la moda de las novelas de caballería. Y sus consecuencias son por todos conocidas.