Buenos Aires

Las razones de Ana Mato por Martín Prieto

La Razón
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En Buenos Aires el Río de la Plata expele un noventa por ciento de humedad y a mí aparte de problemas pulmonares me producía unas migrañas indescriptibles. Acudí a una farmacia por aspirinas y la moza de la botica sacó unas tijeras y me recortó una cápsula. Cuando le pedí el paquete intuí que pensaba: «Cuánto le debe de doler la cabeza a este hombre». Ya entonces la crisis económica y sanitaria había comenzado y las medicinas se expendían por unidades. Los planes de la ministra Ana Mato no llegan a tanto, pero basta su afirmación de que la Sanidad española continuará siendo gratuita mediante el ahorro farmacéutico y una mejor gestión sanitaria. Ingleses, franceses, alemanes e italianos cuando vienen a España se hacen asombros de lo nuestro. Aquí atendemos cánceres de muy alto coste a comunitarios, a moros y hasta afganos como aquel niño que nos trajo de la mano el ex ministro Federico Trillo. Es una Sanidad excelente y además solidaria. Mientras ese espíritu se mantenga el que lo gestione privadamente es ancilar mientras el trabajo sea racional, bueno y rentable. Da lo mismo quién lleve la administración mientras nuestra Sanidad continúe siendo universal, gratuita y eficaz. Me interesa quién me cure y muy poco quién gestione la habitación de mi hospital. Ana Mato tiene claras las ideas económicas y las sanitarias. La Sanidad pública es irrenunciable y sólo le pongo un punto de defecto a su planteamiento: un copago simbólico acabará siendo inevitable, nulo para las rentas más bajas y pongámosle un euro a las más altas. Como a mí me sucedió en Buenos Aires, no se debe ir a Urgencias por un simple dolor de cabeza.