Berlín

Schäuble el hombre de Rajoy en el gobierno de Merkel

El ministro alemán ofrece más flexibilidad en las condiciones que la canciller, que sigue sin aceptar un «rescate» sólo para España

Schäuble, más europeísta y flexible que Merkel, «sintoniza» con el ministro Luis de Guindos
Schäuble, más europeísta y flexible que Merkel, «sintoniza» con el ministro Luis de Guindoslarazon

En Alemania hay varias voces y varios espíritus. Así resume el Gobierno español el «parte» del estado de sus relaciones con quien sigue teniendo la sartén por el mango a la hora de diseñar el futuro de Europa y las condiciones a las que tienen que someterse los países socios. ¿Y la relación directa con la canciller, Angela Merkel? Bien, contesta el Ejecutivo, aunque sin tirar cohetes. «Bien, ma non troppo», sentencia una voz autorizada del equipo económico de Mariano Rajoy.

Dentro de esas distintas voces y espíritus que conviven en Berlín, el Gobierno ha encontrado en el ministro de Finanzas de Merkel, Wolfgang Schäuble, un apoyo que la canciller le está ofreciendo a un precio mucho más caro. La relación con Schäuble la lleva directamente, sobre todo, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos. Los dos han sintonizado y es que además el ministro español está encontrando en su homólogo alemán una postura más europeísta y una mayor flexibilidad en las condiciones que la que plantea Merkel, ya en campaña electoral y firmemente decidida a conseguir que ningún votante le pida explicaciones sobre las contribuciones de Berlín a la ayuda a los países periféricos en una situación más débil.

Al final, quien manda es Merkel, que en la última cumbre europea dio la vuelta a los acuerdos previamente alcanzados para dejar claro que lo último que quiere en estos momentos es que el fondo de rescate europeo rescate nada. El Gobierno español sigue negociando su petición de ayuda al Banco Central Europeo (BCE) y Merkel mantiene su oposición a que se avance sin que antes Italia, e incluso Francia, se aclaren. Continúa instalada en el rechazo a gestionar en su Parlamento un rosario de «rescates» muy mal vistos por su opinión pública, que entiende que Alemania ya ha ayudado «demasiado» a unos países que allí se dibujan como despilfarradores y malos gestores.

Ante la firmeza de Merkel, al Ejecutivo no le queda más salida que intentar «ablandarla» utilizando a su ministro de Finanzas. En lo que afecta a las condiciones del «rescate», pero también de cara al decisivo Consejo Europeo de diciembre. El objetivo es vencer el plan inicial de Merkel de que en ese Consejo se hable también muy poco del Organismo Supervisor europeo –base de la unión bancaria– y de la recapitalización directa de los bancos a cargo de la UE. «No podemos renunciar a dar la batalla y el eje de los países del Sur de Europa debe intentar imponer sus prioridades. Cada uno barre para casa y a partir de ahora, Merkel lo va a hacer más que nadie. Ahí está el reto que tenemos por delante», sostienen fuentes de Moncloa. En ningún caso, pase lo que pase en ese Consejo Europeo de diciembre, o como termine la petición de ayuda al BCE, el Gobierno prevé un horizonte en el que vaya al cuerpo a cuerpo contra Berlín. Una cosa es la intensa negociación bajo cuerda, en la que la relación puede estar más tirante de lo inicialmente previsto, y otra es que en público se rompa el protocolo de la corrección política. Esto último lo descartan categóricamente en Moncloa. «Hasta Hollande está pasando por el aro. Los discursos están muy bien para hacerlos desde el atril, pero cuando uno se pone a gestionar, la realidad es mucho más poderosa que cualquier discurso», añaden las mismas fuentes.