Salzburgo

Aire fresco para la F-1

La Razón
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La llegada del equipo Red Bull a la Fórmula-1 supuso una ruptura total con los esquemas establecidos. El gigante austriaco, famoso por sus bebidas energéticas, pretendía crear una estructura de éxito en apenas unos años, un objetivo que fabricantes como Jaguar, Toyota y Honda jamás consiguieron. El propietario, Ditter Maastricht, encargó esta labor a un ex piloto de F-1 conocedor del «mundillo» de la competición, Helmut Marko, y hoy día se han convertido en campeones del mundo y la envidia de todo el paddock de este deporte. El éxito del piloto, que el domingo hizo llorar a Alonso y poner en solfa a la escudería Ferrari, supone la culminación de un proceso basado en dos puntales: por un lado, el desarrollo de un equipo técnico heredado de la extinta Jaguar y por otro la búsqueda incansable de jóvenes talentos. A golpe de talonario sólo han actuado en una ocasión. Tenían claro que al frente de la dirección técnica debía estar el mejor y por eso «soltaron» 12 millones de euros para fichar a Adrian Newey, ingeniero de éxito en McLaren y Williams. La compañía ha gastado mucho estos años atrás y ahora toda su inversión publicitaria tiene un retorno económico increíble porque la escudería se llama como la marca comercial que poco a poco ha ganado terreno a gigantes como Coca Cola. Y Vettel no es el único estandarte. En la alargada lista de pilotos que pertenecen a Red Bull con fuertes contratos en vigor se encuentra Jaime Alguersuari y jóvenes que hoy destacan en competiciones inferiores. El hijo de Carlos Sainz es uno de ellos. Han cometido errores de juventud pero finalmente vencieron. Hace dos años negociaron con Alonso pero el asturiano prefirió Renault como paso previo a Ferrari. Ahora se especula con la llegada de Alguersuari en sustitución de Webber.